BCCCAP00000000000000000000221

MI SION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 341 329 Carta del P. Pedro Mártir de las Presas, misionero de Guayana, en la que refiere lo que le sucedió a él y otros religiosos capuchinos después de ha– ber tomado los patriotas la capital de dicha provincia ( . . . ) , 10 agosto 1819 ). - Copia (C. DE ARMELLADA , Por la Venezuela indígena de ayer y de hoy, Caracas, 1960, 248-50) . J.M.J. - M.R.P. Provincial de Menores Capuchinos de la provincia de Cataluña. M.R.Padre: salud y gracia en el Señor. Viendo que, después de haberle escrito diferentes veces sobre nues– tra infeliz suerte, desde que salimos de la Guayana, andando siempre vagueando con no pocos trabajos por estas tierras y países sublevados, ahora que se ofrece la ocasión de salir de este mismo puerto para Cá– diz un barco , he pensado escribirle nuevamente nuestra situación, hacién– dole otra sucinta narración de lo que hemos tenido que pasar desde que salimos de la Guayana, para que, en caso que no hayan recibido nin– guna de las insinuadas , de lo que me temo mucho por los muchísimos peligros y riesgos que se encuentran ahora por la mar, tengan alguna de ellos, como también de lo acaecido posteriormente hasta ahora. Salimos, pues, de la Guayana, como se lo participaba en la primera, en 1 de mayo de 1817 . Y, no habiendo podido alcanzar nunca el poder salir por la mar, lo que procuré eficazmente por varias veces, que, como si fuera especial providencia de Dios por sus secretos juicios, como s~ lo dije varias veces al P. Manuel, siempre se nos frustró, alcancé al menos, con no poco trabajo y solicitud, el poder por el río arriba en un convoy de lanchas, sin poder sacar víveres de la ciudad por estar situada ya y no haber con qué dar la mano. De manera que en aquel mismo día se em– pezó a matar a los pocos burros que había, para alimentar a la gente y tropa . Estuvimos 28 días por el río con no pocos riesgos y trabajos , ya por los insurgentes , ya por el hambre, calor, etc. Llegamos por último a San Fernando de Apure, en donde estaba una división nuestra en un pequeño fortín que se había hecho de madera. De allí tomamos el camino, que estuvimos más de ocho días, para Caracas. Al llegar nos presentamos al Capitán general para la licencia de pasar a España , quien de ninguna suerte quiso concederla, diciendo

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz