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336 FUENT ES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VEN EZUEL A una bella y exten sa vista. Las llanuras al sur más bajas que el nivel de Upata , están limitadas por una más distante cadena de colinas; las del este se extienden hast a perderse de vista. Esta misión fue la segunda es– tablecida por los monjes [Capuchinos J en 1730. Consiste de 62 edificios de tres casas cada uno, y en 1803 tenía 570 habitantes. Actualmente la fiebre está desatada en toda su violencia" . Pág. 31. - "El Palmar , la más oriental de estas m1S1ones,es una linda aldea ubicada en un terreno alto, donde parecía bordear por este lado las sabanas de la Pastora; más allá el terreno entra en declive ha– cía el nivel del Orinoco . . . Esta misión es ciertamente la mejor situa– da de todas . . . Los indios de esta misión, una mezcla de guayanos y caribes, tienen un excelente carácter por su docilidad, pero la fiebre y la carencia de suministros adecuados han hecho que huyan a la selva. Contamos 69 habitaciones vacías o casi vacías. . . Observamos por pri– mera vez el servicio vespertino oficiado por sirvientes; unos siete de ellos cantaron el servicio en una descuidada manera católica; pocos o ninguno de los nativos asistieron. La iglesia y los edificios conventuales son buenos y sólidos. En la iglesia hay una bien ejecutada estatua del arcángel San Miguel, que se exhibe a los visitantes como un prodigio. La residencia tiene un jardín y un viñedo expuesto al este; estaba muy mal por falta de lluvia. Como ocupamos el apartamento del propio Pa– dre, nos tomamos la libertad usual de inspeccionar su biblioteca pero no hallamos archivos; sólo teología, con una lista de las hiladeras (hilande– ras) que llegaban a 417; hay razón para creer que las misiones tenían más personas que las que aparecían en los informes; el de 1803 afir– maba que esta colonia se había establecido en 1746 y que tenía sólo 817 habitantes". Pág. 33 . - "Cumamo está bien ubicada , a plena vista de una alta cadena de colinas verticales, en que el Imataca se dice nacer. Allí se ha– bían retirado los caribes . . . No pude descubrir otra razón para su de– serción que el miedo a la conscripción y la natural preferencia de los caribes por una vida salvaje. Me dijeron que era la segunda o tercera deserción. Esta misión fue establecida en 1767, y en 1803 tenía 476 habitantes. Es curioso notar el lento progreso de los frailes; en el pri– mer año bautizaron doce indios, en el segundo cuatro, en el tercero seis, y así sucesivamente. Los matrimonios parecen haber sido menos frecuen– tes aquí que en cualquier otro sitio; en 1803 sólo hubo 22 ... Las tie– rras circundantes parecen buenas . El tabaco y el algodón prosperan;

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