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334 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA Esta era, quizás, la única forma de quebrantarles sus hábitos nomádicos y de hacer su labor tan provechosa, como debe haberlo sido, para sus pastores. Esta aldea tenía anteriormente 3.000 cabezas de ganado; el número se halla ahora reducido a 300, que pronto deben acabarse". Pág . 20 . - "Las misiones fueron originalmente fundadas por los Capuchinos en 1721 (?), en cuyo año se construyó la del Caroní; su número continuó creciendo hasta hace unos 30 años, desde cuando no se establece ninguna nueva. Tumeremo, la última, fundada en 1788, existe todavía, integrada por la tribu guayana, pero las tres establecidas en 1782-3, Cura, Curucuy (Currucay) y Avechica, compuestas de guai– cas, una tribu montañera adicta a los hábitos nomádicos, han sido total– mente abandonadas; y Ayma y Santa Clara pronto correrán la misma suerte, probablemente . Los guayanos, siendo de una disposición más pacífica y quizás más servil y mejor dispuestos a la civilización, forman la masa de la población. Los guaicas que ocupaban ocho, son una tribu activa de apariencia más abierta y varonil y amigos de la libertad. Du– rante la última conscripción, en su mayoría huyeron a la selva; algunos han regresado y otros han sido capturados a la fuerza, pero la mayoría han reasumido sus hábitos salvajes de los que los habían librado apenas imperfectamente. Los caribes que ocupaban siete, son de esa fuerte ra– za que resistió por tanto tiempo las armas españolas. Es maravilloso ver cómo los Padres pueden haber superado su antipatía, pero esta tri– bu fue la segunda que intentaron civilizar entre 1748 y 63 . .. El cuerpo principal de la tribu se ha retirado a las tierras del Esequivo". Pág. 21. - "Cuando los patriotas tomaron posesión por vez primera de la región, hace dos años, se proclamó la libertad para los indios, pero después, debido a la urgencia de obtener provisiones para las tropas en el frente, se les pidió que dieran la mitad de su tiempo al gobierno hasta el completo establecimiento de la república. Los Padres se encar– gaban, en pago de sus labores, de suplirlos de ropas de su propia ma– nufactura, atendiendo a los enfermos y dándoles sus raciones regulares que la abundancia de ganado permitía, pero por falta de una supervisión adecuada, todas estas cosas han sido descuidadas desde que los patriotas tomaron posesión, y el ganado, el gran recurso de la región, ha sido ver– gonzosamente desperdiciado. Los Capuchinos tenían 50 ó 60.000 ca– bezas de ganado, aparte de los que andaban sueltos en estado salvaje en bosques y sabanas; la suma no llega hoy a los 15.000; en consecuen– cia prevalece mucho descontento entre la población indígena, que se ha

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