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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 331 328 Noticias y datos sobre lo que fueron los pueblos misionales de Guayana en impresiones acerca de los mismos y los indios que los habitaban en 1818. - Copia (JoHN PRINCEP , Diario de un viaje a las misiones ca– puchinas del Caroní, Caracas, 1975). NOTA. - Entresaco de este Diario las noticias que ofrecen mayor in– tetés para el conocimiento de lo que habían sido dichas misiones. Tienen gran valor histórico por tratarse de un testigo de vista e imparcial que constata su informe e impresiones sólo un año y medio después de la muerte de los misioneros capuchinos. Todo ello corrobora una vez más lo mucho que éstos trabajaron en la organización y estructura de la parte material de los pueblos y en la formación espiritual de los indios reducidos y catequizados. Pongo la página y hago la cita literalmente . Pág. 7. - "Llegamos a este lugar (Caruachi) hacia la una de la tar– de; por ser la primera misión, naturalmente despertó nuestra curiosi– dad. Queda en un agradable sitio, sobre la margen derecha del Caroní, unas diez leguas arriba de su confluencia con el Orinoco. Como todas estas aldeas indias están construidas casi siguiendo los mismos planos, la descripción de una servirá para todas . Al lado sur está la iglesia, y junto a ella, al este, el edificio continúa en escala menor para formar la casa cural, y en escala aun menor, la casa de sus empleados. Detrás de esta fila de edificios, están la cocina, la casa de curar la carne, de– pósitos , prensa de algodón y otras instalaciones. En frente al porte hay un amplio espacio abierto o plaza, detrás de la cual se ven las chozas indígenas, ubicadas con la mayor regularidad. Los edificios, sin excep– tuar la iglesia, son generalmente construidos con postes verticales cla– vados al suelo, con un enrejado de madera relleno de arcilla, para ase– mejarse a una tapia. El techo es hecho de la misma forma y cubierto luego con tejas. Las ventanas, con excepción de la iglesia, son escasas, y siempre se colocan, después de terminado el edificio, abriendo el agu– jero correspondiente en la pared. La residencia del Padre está casi siem– pre dotada de buenas puertas y el piso es embaldosado; cuando se man– tiene limpia, es una casa realmente cómoda, pero la limpieza es rara vez observable. Las chozas indígenas no tienen puerta sino un gran cuero, y el piso es de tierra. Se cocina adentro, sobre el suelo; estas

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