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322 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA Lara y el capitán Juan de Dios Monzón fueron los encargados de trasmitir las órdenes del Estado Mayor respecto a la traslación de los Capuchinos. Bolívar, como hemos dicho, estaba en Caroní, pueblo cer– cano de Caruachi, y Piar se hallaba frente a Angostura. El capitán Mon– zón también acababa de llegar con el Libertador. Este oficial vino con Piar en el escuadrón de Dragones, donde ejercía las funciones de Ma– yor interino, y el 26 de enero, en el hato de San Felipe, abandonó su cuerpo junto con casi toda la oficialidad para regresar al lado de Bolí– var, por no querer continuar sirviendo a las órdenes de Piar. O'Leary, en su narración, atribuye el hecho a una mala inteligencia por Lara que acababa de llegar a las misiones, de las órdenes que fue a transmitir. Se le dijo que los hiciera llevar a la Divina Pastora, misión distante, y él entendió que lo que se quería era mandarlos a la eternidad. Montenegro primero y luego Baralt y Díaz aseguran que Bolívar, al saber que estaban allí los Capuchinos, dijo: "Y ¿por qué no los han matado?", o una frase semejante, y esto bastó para que Lara diera la orden de muerte. Briceño Méndez nada dice sobre este asunto en sus apuntes histó– ricos. El Padre Blanco, al hablar de la materia, relata el incidente sin precisar quién dio la orden. Lara no sufrió castigo alguno por este acontecimiento; continuó en el Estado Mayor y con tal carácter lo vemos acompañando a Bolívar en la sorpresa de Casacoima. Bolívar, inmediatamente después de la muerte de los Capuchinos, ofició a Piar, llamándolo para averiguar el hecho y castigar a los culpa– bles. Briceño Méndez, que era el secretario de Piar, escribió la respuesta, y en ella rechaza la imputación que podía envolver el sentido de las pa– labras del Libertador y ofrece venir inmediatamente a hacer la averi– guación debida. El Libertador regresa al Juncal y mandó a Piar para Upata, a don– de llegó el 17. Luego. . . un silencio profundo se guarda sobre el asun– to: nadie vuelve a hablar de él. En 1828 Obando hace a Bolívar culpable de esta muerte, y el obis– po de Popayán lo defiende, achacándola a Piar, Lara y Monzón. El Padre Blanco no fija quién fue el culpable, aunque sí se des– prende de su narración que ni él ni Piar tuvieron parte en el hecho.

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