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318 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA 324 Muerte cruel e ingnominiosa de los misioneros capuchinos de Guayana en el pueblo misional de Caruachi, el 7 de mayo de 1817 (DuARTE L EVEL, Los Capuchinos, artículo recogido por ANTONIO Y. PrcóN (A. lGNOTUSQ en su opúscu– lo: El gran pecado de Ven ezuela. . . , Mérida, 1891, Maracaibo, 1898, 50s.). NOTA. - De las nar-racionesde crimen tan execrable, debidas a la pluma de numerosos historiadores, reproduzco ésta de Duarte Level, llena de datos e interesantes pormenores . Aunque hay en ella varias ine– xactitudes históricas respecto a los misioneros, así como apreciaciones to– talmente falsas e inadmisibles sobre su conducta y proceder, creo refleja bien la realidad de los hechos y deja entrever la culpabilidad de quienes en ellos influyeron o tomaron parte directa o indirectamente. El 6 de febrero de 1817, a las 8 de la mañana, ocupó Piar la villa de Upata. Las fuerzas realistas que cubrían a Caroní y a San Joaquín y alcanzaban a 200 hombres, en su mayor parte indios, abandonaron to– do el territorio y fueron a refugiarse a Guayana la vieja. Las afamadas misiones caían en poder de los republicanos. Eran 29 pueblos gobernados espiritual y temporalmente por 41 misioneros catalanes. Tenían un Prefecto y dos Conjueces electos capitularmente, y un Procurador general, que era el defensor nato de los indios reduci– dos. Estos apenas entendían el español. Aquellos misioneros no tenían otro lema que Dios y el rey: nada los detenía para servir a su causa. En 1795 hizo Fray Félix de Tárraga un viaje penosísimo al interior , hasta las orillas del Moroco, con el objeto de observar los movimientos de los ingleses por esta parte ... Desde el principio de la guerra de la independencia los Capuchi– nos rechazaban toda invasión guerrera en las misiones y tomaban enérgi– cas providencias, alertando a los indios, abasteciendo las tropas del rey y cuanto necesitaban y contribuyendo con caballos, víveres y utensilios de todas las clases a su sostenimiento. Eran realistas exagerados y odia– ban la república, tanto porque hacía la guerra al monarca cuanto por– que la creían hija de la revolución francesa. Al llegar Piar era Prefecto el P. Fulgencio de Barcelona y ocupaban los puestos de Conjueces los PP. Francisco de Orgañá y Miguel de Olot. Todos huyeron despavori-

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