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30 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA cultura, que es en lo que consiste el verdadero principal fomento de un país, y con lo que se logra ponerlo en el estado de opulenci a de que sea susceptible. En las provincias inmediatas, y particularmente en la de Caracas, cuanto es fácil hallar criadores acomodados, tanto sería difícil conseguir de los otros que quisiesen mudarse a parajes no bien conoci– dos, porque, además de poseer haciendas considerables y suficientes tierras de labor, disfrutan un comercio que les proporciona el expen– dio de sus cosechas; y, aun cuando algunos se inclinasen , les frustraría el pensamiento la dificultad de encontrar quien les comprase a precio re· gular las posesiones que dejaban, o los retraerían las contingencias ines– perables de una transmigración de esta naturaleza, que en gente de al– gún acomodo y arraigo son de consideración . Estos inconvenientes podrían vencerse del mismo modo que er. la isla de Trinidad de Barlovento, si tal vez no resultaban mayores de dar entrada a familias de las colonias extranjeras, en que se omite por lo tanto más explicación, dejando a la superior sabia penetración de quien puede y debe deliberar en materia de tanta importancia; y se pro– pone por ahora que, para dar principio a la ocupación de los terrenos, se eche mano de algunas familias de la propia provincia en el número que permita su escasa población y de las que quieran voluntariamente de las de Cumaná, Caracas y Barinas, que no dejarán de presentarse algunas que en los parajes que abandonan no harán mayor falta, y en éstos podrán con el tiempo ser de mucha utilidad. Si en la capital se dejase al arbitrio de los vecinos, no hay duda que muchos o los más de los antiguos transmigrados abrazarían gustosos la suerte de ir a esta– blecerse del presidio para abajo, por la experiencia y conocimiento que tienen de la fecundidad de aquellas tierras, de la abundancia de pes– cado, cacería y otras conveniencias, de que conservan frescas aun las es– pecies y muy tierna memoria. Pero, admitiendo a los que se tuviesen por convenientes, a los demás se les deberá contener porque en ningún tiempo se ha de permi– tir siga atraso a la capital, antes al contrario se ha de procurar su mayor fomento , respecto que, además del valor con que en el día se halla, es por su situación un puesto importante y por la comodidad de su comunicación con las provincias inmediatas. Los RR. PP. Capuchinos catalanes, en el año de 77, por un efecto de su celo y amor al servicio del rey, hicieron la oferta de doce mil cabezas de ganado vacuno, que Su Majestad se dignó admitir y mandar se distribuyesen entre los habitantes pobres para aumentar la cría, lo

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