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272 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA caraqueños, barineses, barceloneses y cumaneses y, lo más peor, de los que, viviendo en esta misma provincia, se confederaron con aquellos insurgente s para unirla con ellos; pero, como en esta provincia se ha– llan suficientes buenos patri otas defensores de la causa justa, no han podido prevalecer los enemigos de la paz de esta provincia , que, por último, muchos de ellos, temerosos del castigo o prisión, se han pasado a las otras provincias ocultamente, y otros traidores han sido cogidos y asegurados. Ha sta mujeres de las principales las han desterrado de es– ta provincia. Sería muy dilatado si había de referir todos los pasajes ocurridos de consideración. Sólo diré que ahora últimamente vino una armada de la confederación insurgente , que se apoderó del río Orinoco, desde ba– jo de los castillos hasta las bocas, de forma que ningún barco de esta provincia podía salir al comercio ni a cosa alguna, teniéndonos encerra– dos del todo . Entonces fue cuando todos nos hallábamos en la mayor consternación y más cuanto por todas partes amenazaban invadir la pro– vincia, pues, a más de la armada referida, en varios parajes de la costa del río habían muchas gentes que pretendían pasar a este lado y mu– chos lo lograron , singularmente más arriba de la capital, y todo era para apoderarse de esta provincia, para robar, saquear y desterrar a los euro– peos que hubieren quedado. Bien fue menester una especial protección del cielo para vencer a tantos enemigos públicos y ocultos. Todos con– fesamos a boca llena que no faltó a todos los buenos patriotas la dicha especial protección, pues que no sólo arrolló, venció y del todo desba– rató a la armada de 30 buqu es, que tenían bien armados los levantados, mas sí también a mil quiniento s hombres , sin contar los traidores que se habían juntado con ellos más arriba de la capital. Y quiso Dios nues– tro Señor y su Santísima Madre que sólo dos días se gastasen en desba– ratar la armada para luego poder dar cobro en perseguir a todos los que ya habían pasado a este lado, confiados de que no era posible que la Guayana pudiese vencer una armada tan numerosa y bien pertrechada. Los días 25 y 26 de marzo de este año serán memorables en esta provincia y fuera de ella, no sólo por el vencimiento de la armada pero sí también por haber sido sólo seis los muertos de nuestra parte y otros tantos heridos; mas de los enemigos fueron muchos los muertos y mu– chos los heridos, sin haberse podido escapar ni siquiera un barco, que los más fueron cogidos y los otros echados a pique. Hoy contamos 17 de abril y todavía no ha vuelto el Sr. Gobernador con toda la tropa y marine– ría, que fue en seguimiento de los que ya habían pasado a este lado del

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