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270 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA [y] la francesa, hoy portuguesa, para lo que, entre otras cosas, conven– dría la venida de cincuenta Capuchinos andaluces y que, además de pa– garles su limosna exactamente, se les auxiliase de pronto con lo siguiente: Que de las misiones domesticadas se les diesen para cada fundación una docena de familias de diversas naciones y las más análogas para len– guaraces de los que deben domesticarse. Que estas familias y las españolas que quisiesen seguir para el apoyo de su exploración, se les concediese de las seis mil reses de cría, que deben reservarse, con el loable fin de extenderse hasta las Amazo– nas, de hato en hato, como apunta el Sr. Abalos, aprobado por Su Ma– jestad, con la yeguada correspondiente, según la que resulte en la distri– bución prudente de las ya domesticadas. Igualmente se reservan tres mil reses de cría, como capital, a los PP. Capuchinos catalanes para la internación de los puntos indicados, y los tres mil restantes para la penetración de los Observantes, para io que la necesidad exige se formalice desde su origen un Reglamento para que coartando las arbitrariedades de los gobiernos y misioneros, se cum– plan exactamente los contratos, entre los cuales deberá tenerse presente que no se les falte con su limosna mensual; que desde su origen admitan las familias honradas españolas, que , al paso que sirvan de custodia, in– fluirán mucho a la cultura de los convertidos: que las misiones que cum– plan el término de la ley, y lo más quince años, se sujeten al Ordinario eclesiástico en lo espiritual y al gobierno de la capital en lo temporal, pero que queden en calidad de curas los misioneros fundadores durante su vida, siempre que gusten y quieran, y que desde el momento que cumplan el primer decenio, cesen los sínodos o limosna, a menos que por sus enfermedades y retiro en sus respectivos hospicios, pues en es– tos dos casos los ha de sustentar el Estado; y, finalmente, sobre estos par– ticulares, pueda el oficial representar cuanto sea conveniente, concilian– do el bien de la provincia, de sus habitantes, de la nación y de los ac– tuales y futuros misioneros, el premio de sus apreciables tareas apostó– licas, con toda la prudencia y discreción tan necesarias, para que, con– denando al olvido cualesquiera extremos que toque en vicios, sea todo dedicado a favor de ambas majestades y del público. Not a. - En el año de 1777 los RR. PP. Capuchinos catalanes ofre– cieron a Su Majestad doce mil cabezas de ganado vacuno y, después de admitidas, mandó se distribuyesen entre los habitantes para su fomento, y son las que se tratan en los artículos tercero y undécimo, de que no hu-

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