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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 25 diación de una laguna, no del Parime o Dorado, como se había creído, sino otra al oeste de ésta algunas 60 leguas. Desde sus cabeceras corre más de 130 leguas leste oeste con muchas vueltas y revueltas , inclinán– dose al norte hasta el paraje de su unión con el Guaviari y el Atavapo que le entran, éste por el sur y aquél por el oeste, habiendo recibido antes el Casiquiari , o por mejor decir , despedídolo de sí, como brazo con que se une y comunica a Río Negro, y por éste al de las Amazonas. Des– de el punto de su unión con el Guaviari y Atavapo corre del sur al nor– te con varias revueltas cerca de cien leguas, hasta frente de Cabruta en la una y otra banda muchos ríos menores y algunos principales, como Vichada, Meta y Apure , que, por varios brazos caudalosos desagua en él más arriba de Cabruta; de aquí sigue su rumbo al leste, recibiendo siem– pre nuevos tributarios que le juntan su caudal de aguas de las vertien– tes de las provincias de Caracas, Cumaná y Guayana, con que se va en– grosando más y más hasta su desembocadura a la mar del norte por una multitud de brazos o caños, que cada uno por sí es o parece un río caudaloso, habiendo atravesado en esta última distancia 130 leguas, poco más o menos . Con prácticos inteligentes es de buena navegación este río hasta la isla de Fajardo , y de allí para la capital tiene algunos ma– los pasos, particularmente en río bajo de bancos de arena, arrecifales y placeres. Y, siguiendo adelante para Río Negro, se encuentran varios raudales, siendo los principales los de Carichana, Atures y Maipures, de malo y más o menos peligroso tránsito, según la estación del año, que obliga a pasar las embarcaciones a la sirga, en cuya maniobra demues– tran los indios su destreza y conocimiento práctico, arrojándose en sus piraguas y curiaras, y sorteando la violencia de la corriente y peligro de las peñas, en que parece van a embestir y a hacerse mil pedazos. Crece y mengua una vez todo s los años, empezando por el mes de marzo a su– bir paulatinamente las aguas y, por el de agosto en que llegan a su ma– yor altura, vuelven a bajar con la misma lentitud hasta el de febrero, en que quedan con su nivel más bajo, habiendo de éste al de su mayor creciente aquí en la Nueva Guayana, la diferencia de más de trece bra– zas. En río lleno inundan sus derrames una extensión considerable de te– rreno de los llanos de Caracas y Barinas y se navega en lanchas, pira– guas y curiaras por dilatados campos de arrozales que podrían cargarse barcos de este grano, y su menguante deja en seco espaciosísimas saba– nas y playas que por los meses de febrero, marzo y abril se ven cu– biertas de una multitud inmensa de tortugas que salen a enterrar sus huevos en las arenas y brindan a estos vecinos y naturales con una

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