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240 FUENTES PARA LA HI STORIA COLONIAL DE VENE ZUELA con la forma de gobierno de las misiones, hasta que, ya sea por consi– dera rse hostigados por aquellos españoles , que se aumentaron en bre– ve, ya por otro motivo que no se alcanzó, se huyeron todos por entero a los mont es, consiguiendo atraerlos de nuevo a costa de esta venera– ble Comunidad, pues se hicieron diferentes reducciones para poner en aquella villa un competente número de indios y, a fin de evadir los mo– tivos de disentimiento de éstos y proporcionarles la quietud, se hizo una notable reducción de la nación guaica, con la mira de hacerles un pueblo separado de los españoles, que habían ya ascendido a un núme– ro suficiente. No pudo entonces verificarse la fundación por falta de religiosos misioneros que la asistiera , y los indios debieron quedarse con los es– pañoles en la esperanza de que algún día lograrían su deseo. De este modo, con la forma de gobierno arriba expresada, se man– tuvieron los indios de Barceloneta hasta la entrada al gobierno de es– ta provincia del Gobernador D. Felipe de Inciarte, el cual, no hacien– do caso del mérito especialísimo que habían contraído aquellos indios de Barceloneta con los importantes servicios a la real corona, no ha– ciendo la menor estimación de la multitud y variedad de sacrificios he– chos por esta Comunidad para el bien de aquellos indios y españoles y desentendiéndose de la estimación que ellos han merecido de nuestro monarca, y, a pesar de constarle que hasta aquella ocasión se habían gobernado aquellos españoles de Barceloneta por un comandante militar y los indios por el Padre misionero de aquella iglesia, del mismo modo que se gobiernan en los pueblos reducidos bajo este sistema, sabiendo todo esto el actual Gobernador, motu proprio, puso a D. Santiago Bo– nalde, teniente Justicia mayor de aquella villa, así como motu proprio también y contra las disposiciones de nuestro amado monarca, que tie– ne dispuesto intervenga la presentación de terna por el Prefecto de es– tas misiones para la elección del teniente de la villa de Upata, eligió al infame y solemne perturbador de la paz D . Manuel Moreno. El cual Bonalde, ya sea por la instancia y especial apoyo de vuestro Goberna– dor o ya por la intrepidez de su carácter y genio intrigante, ha trastor – nado el sistema de gobierno de aquella villa y ha aumentado en los in– dios el motivo de descontento y justo resentimiento; se ha abrogado la autoridad de gobernador , les ha quitado todo el cuido del misionero, los ocupa en trabajos de supererogación, no les permite a muchos asis– tir al rezado, y ha quit ado a otros sus hijos e hijas, en número de vein– tiuno , entr egándolos, contr a lo prevenid o en la última real cédula de

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