BCCCAP00000000000000000000221

MISION DE LOS CAPUCHI NOS EN GUAYANA 235 del próximo pasado marzo, y yo, para dar el debido cumplimiento a lo mandado por Vuestra Alteza, tengo en el día tomados y expedidos los oficios y órdenes que he tenido por competentes para que se realicen, así la erección en curat os de dichas dos villas de Upata y Barceloneta, como para que la Venerable Comunidad citada de Capuchinos catala– nes me entre gue las misiones de su cargo y que tienen más de 15 ó 20 años de fundación, todo con acuerdo de este vuestro Gobernador, Inten– dent e y Vice-Patrono Real de esta provincia. Pero, señor , milit ando las mismas razones para hacer justa y nece– saria la entrega de misiones al Ordinario eclesiástico, tanto respecto de los Capuchinos catalanes como de los Capuchinos aragoneses y Reli– giosos Observantes de Propaganda Pide, que son las tres comunidades de misioneros que hay en mi diócesis, porque en todas ellas hay muchas misiones, cuya fundación pasa de aquel plazo y, no sólo según las leyes del real patronato sino también por repetidas cédulas reales, tiene man– dado el rey nuestro señor, que Dios guarde, se haga dicha entrega , y por otra parte se observa y es notorio que en todas o las más de ellas se hallan en el día los infelices indios en el mismo estado de barbarie, desnudez y falta de instrucción que tenían cuando fueron reducidos y sa– cados de sus montes, en la cual ignorancia se educan y están también los hijos y nietos de aquéllos, que han nacido en las misiones ya fundadas, de lo que yo mismo tengo experiencia . Suplico reverentemente a Vuestra Alteza se digne de ordenar que la referida entrega de las misiones que tuvieren dichos años de fundación, se haga desde luego al Ordinario solamente por la Venerable Comuni– dad de Capuchinos catalanes sino también por la de Capuchinos arago– neses y los Religiosos Observantes de Propa ganda Pide de Barcelona. Con cuya declaración proporcionaría Vuestra Alteza al Obispo de Gua– yana el medio más eficaz para gobernar pacíficamente su diócesis, pues este solo golpe cort ará las enfadosas competencias con los Prelados re– gulares que, desde mi arribo a Guayana, me han traído mil inquietudes y desazones, quitándome el tiempo que debo emplear en asuntos de orden superior y que dicen respecto al bien eterno de las almas que me están encomendadas en este obispado. Dios nuestro Señor guarde a Vuestra Alteza los muchos años que la felicidad del Estado necesita. Pueblo de San Juan Bautista de Buenavista, jurisdicción de Guaya– na, 6 de mayo de 1803 . - José Antonio, Obispo de Guayana.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz