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22 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA 248 Descripción de Guayana e informe sobre la misma, su riqueza, necesidades, población, misiones, etc., dado por el Go bernador D . Miguel Marmión (Guayana, 10 julio 1788) . - Original (AGI, Caracas, 136). NOTA . - Aunque parte de este valioso documento no dice relación di– recta a esta misión, pero sí muchas de las observaciones y juicios emi tidos por Marm ión y sobre todo sirve su contenido para conocer bien la geo– grafía de la región donde estuvieron emplazados los pueblos misionales fundados por los Capuchinos. A pesar de los defectos anotados por Mar– mión, al fin tiene que reconocer que "estas misiones son no obstante las más bien provist as y las que se hallan mejor asistidas". "Descripción corográfíca-mixta de la provincia de Guayana, en que se da razón de los ríos que la bañan y facilitan las comunicaciones; de su población, tierras de labor útiles, de sus frondosos montes, frutos y comercio, y se proponen algunos medios los más asequibles y conducen– tes a su vivificación y aumento". La provincia de Guayana en toda su extensión, comprendiendo las posesiones de los portugueses, franceses y holandeses, tiene mil leguas, poco más o menos, de circunferencia, desde las bocas del Orinoco a San Carlos en la desembocadura de Casiquiari en Río Negro , siguiendo sus aguas abajo con el de Amazonas, que sale al mar atlántico, y, dan– do vuelta por el oeste, costeando hasta las mismas bocas del Orinoco, que la última sotavento cae al Golfo Triste, frente a Puerto de España de la isla de Trinidad. La porción de este terreno, que posee España, por la parte del es– te confina con las colonias holandesas de Esquivo , Demerari, Bervis y Surinam, y con la francesa de Cayena; por la del sur, con las portuguesas de Amazonas y Río Negro; por el oeste y norte, con el alto y bajo Orino– co, que la divide del reino de Santa Fe y de las provincias de Barinas, Caracas y Cumaná, quedando ocupada mucha parte de este vasto conti– nente, en particu lar hacia su centro, de diversas naciones de indios bárbaros, muchas de ellas no bien conocidas, y de muy difícil reduc– ción, por las grandes distancias que median a los terrenos poblados y por su modo de vivir siempre errantes o emboscados en la espesura de sus mont es y selvas, y sobre todo por su apego y sumo amor a la inde-

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