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MI SION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 155 cada uno de los individuos de la antedicha Comunidad, que son 150 pe– sos al año, no tienen necesidad de fabricar hospicio, por cuanto sin di– chos sínodos no se pueden mantener en estas tierras como religiosos capuchinos. Dicen, señor, esto porque leen relacionarse en la presente copia de la real cédula de que nuestro R.P. Procurador general presentó al Real y Supremo Consejo de las Indias igualmente el expediente sobre el pago de los sínodos y no ven que determine cosa sobre el particular. Pero, si les suministran los sínodos consignados, dicen: Que las misiones no tienen por el presente por sí cosa alguna para la construcción del pe– dido hospicio, que por eso suplicaron que se les auxiliase con los sínodos devengados, que en las reales cajas de Caracas tienen atrasados, cuyos ascendían en aquel entonces, esto es, a primero de marzo de mil sete– ciento noventa y dos, a 67 .971 pesos, cinco reales y seis maravedises, y en el primero del presente marzo había ascendido a 87 .246 pesos, cinco reales y seis maravedises. Pero, en atención que Vuestra Señoría nos presentó en el año 1793 la petición que nuestro soberano, que Dios guarde , hacía a sus fieles vasallos de alguna contribución o subsidio para la guerra contra la Francia, convenimos gustosos con todos los individuos de la Rvda. Comunidad contribuir a cosa tan del servicio de la Religión, naturaleza y monarquía, ofreciéndole el sínodo vencido del año noventa, confiados que el Sr. Superintendente general de Caracas, D . Esteban Fernández de León, nos socorrería con tal limosna de otros dos sínodos vencidos desde la última cobranza, cuyos quedan todavía, con los que se han aumentado para cobrarse. El sínodo ofrecido del año 90 de valor de 4.319 pesos con tres reales, determinamos que Vuestra Señoría lo pudiese invertir y apli– car en obras de fortificación y demás edificios militares en caso que nues– tro soberano, que Dios guarde, se dignase aceptar nuest ro pequeño ofre– cimiento, mientras nuestras personas quedan en obsequio de la reduc– ción tan de su real agrado. Los sínodos atrasados que se pidieron para la construcción del hospicio, pertenecen a los años anteriores de 90, que los vencidos desde éste, excluso por ser ofrecido , como queda dicho, a esta parte, los necesitamos para satisfacer las deudas y tantos gastos que se ofrecen para la conservación y aumento de la reducción. La extensión y disposiciones del concebido hospicio desean sea con– forme al plano que ha presentado a Vuestra Señoría el Sr. In geniero D. Melchor Gerona, cuyo se dignó V.S. comunicarles. Respecto a las conveniencias del lugar, suplican sea en la villa de españoles de San An– tonio de Upata, por ser, con poca diferencia, en el centro de nuestras

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