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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 151 real cédula del año 1773, que nosotros no sabíamos ni tenemos en el ar– chivo, y por consiguiente nos hace pensar si será subrepticia, pues era regular que, cuando la despachó el Real Consejo, nos mandase un tanto de ella para nuestro gobierno. Con todo, obedeciendo ciegamente mi an– tecesor a la dicha y al citado oficio, escribió después carta al gobierno, que acompaño con el número 29, pidiéndole permiso y auxilios para ha– cer unas reducciones por habérselo pedido y suplicado dos diferentes re– ligiosos, y lo que respondí fue: "Que no tenía caudales ni tropa y así que las hiciésemos según la ley 4\ título 19, libro l ?, como puede V. Rma. cerciorarse en la copia de la respuesta le envío con el número 39. En fuerza de la referida respuesta hicieron después los religiosos y mandaron hacer a sus indios reducidos, unas veces por sí solos, otras acompañados de españoles, varias entradas de indios gentiles y monta– races, como antes lo habíamos siempre acostumbrado, hasta que en mi tiempo el comandante del castillo de Cuyuní mandó retroceder a unos indios que el Padre misionero del pueblo de Cura enviaba con licencia en escrito a buscar algunos fugitivos de su pueblo, y al mismo tiempo a convidar a sus parientes para atraerlos a vida civil y cristiana, con el pretexto de que no llevaban competentes licencias, como V. Rma. verá en las papeletas que le incluyo con el número 4'?, las mismas que origi– nales envié al Sr. Gobernador Gil, acompañadas a una carta, en que le suplicaba que, si hubiese dado orden contraria a la de 27 de octubre, producida en el número 39, se sirviese participármela, pero a esta carta no me respondió, y si bien lo mismo que le había escrito le hice después suplicar de palabra por el sujeto que le había de mirar despacio". Así se quedó la cosa, hasta que, estando yo para salir a visitar y debiendo, según costumbres, de comunicar mi partida, le propuse la súplica de que nuestros indios no fuesen impedidos cuando fuesen enviados por sus res– pectivos Padres misioneros a buscar a sus parientes gentiles o a recoger cimarrones, etc., como se cerciorará V. Rma. de la copia que va marcada con el número 59, pensando que, habiéndome de responder al asunto de la visita, me respondería también al otro, pero me sucedió al contrario, porque no me respondió a uno ni a otro. De todo lo que se infiere estar nosotros, los súbditos de V. Rma., privados de cumplir con nuestra vocación y con el fin principal para que venimos de España, y, si bien no han faltado algunos religiosos que, de– seosos del cumplimiento de su obligación, han hecho en mi tiempo varias reducciones de indios, mas ha sido a escondidas y como de fraude, pa– sando, los que debían pasar por algún castillo, por caminos extraviados

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