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148 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZU ELA Yo, por una voz pública constante y por testimonio de mis propios ojos, puedo asegurar a Vuestra Majestad de varios indios de diversas mi– siones de Padres Observantes y Capuchinos, que vienen con frecuencia a esta capital, y de los lugares de misiones de Padres Observantes por donde pasé, que los indios apenas hablan castellano: que la idea que dan es de barbarie : que en la religión los instruidos tienen una instrucción su– perficial sin otra cosa que repetir el Catecismo en todo o en parte: que andan desnudos absolutamente, hombres y mujeres, sin más cubierta que de las partes pudendas, y esto los más de los que vienen diariamente a esta ciudad, y pueblo entero de los por donde transité con muchísimo daño de los inocentes, provocación escandalosa y ofensa de la modestia cristiana. De los misioneros hasta ahora tengo buenas noticias de su con– ducta y de su regularidad. Los que he visto más de cerca y residen en es– ta provincia, se portan con ejemplaridad en su pobreza, su modestia y su observancia. Por las causas dichas no sé con certeza los productos, inversión del hato de ganado mayor y frutos que entran en la procura de los Padres Capuchinos catalanes. De los informes que he tomado resulta un núme– ro crecido de frutos y ganado, aunque dicen es en muchas partes monta– raz, en cuyo caso no debe contarse con él, que bien administrados ren– taría para sustentación de párrocos, misioneros y corregidores, guardán– dose el plan propuesto del Intendente de Caracas, que, realizado, lo creo sin duda muy propio y a propósito para la civilización de los indios y ade– lantamiento de los pueblos; mas para la averiguación del presupuesto y su ejecución es necesaria tal autoridad que para ello no haya excusa o re– sistencia, y que pueda penetrar hasta lo más oculto del gobierno de los Padres misioneros catalanes, en orden a sus hatos y manejo, para tocar con evidencia si sufragan al costo del párroco, corregidor, misioneros de pueblos de nueva reducción e instruir los indios, adelantar las pobla– ciones y librar a Vuestra Majestad de unas contribuciones que puedan hacer por sí mismos los fondos de estas misiones. Resultando de todo que, por lo que respeta a todas las misiones de la diócesis, sería conveniente para su civilidad, adelantamiento y culti– vo espiritual, hacer curatos y sacar de misión cuantos pueblos sean sus– ceptibles de párroco a discreción del Diocesano y el Vice-Patrono real de cada provincia; mandar absolutamente establecer en las misiones que no sean de primera reducción (y tal vez hasta en éstas sería útil) familias de españoles, franqueándoles terrenos y proporcionándoles medios de subsistir con abundancia, pues los indios, por su natural estolidez, se han

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