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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 129 cía; en este supuesto y que los víveres de boca deben ser de primera aten– ción para que , por falta de ellos por ser de primera necesidad, no se inu– tilicen nuestras diligencias de responsabilidad , encargo a V.P.M.R. con el mayor empeño que procure almacenar en el puerto de San Joaquín y pueblo de San Miguel cuatrocienta s arrobas de casabe, de modo que , conforme éstas se fueren gastando, se han de ir reempla zando para que siempre existan las cuatrocient as arrobas para el consumo de la tropa de las fortalezas de la Guayana, y para que, por causa ni motivo alguno no suceda escasez, convendrá que V.P.M .R., en cada pueblo de aquellos más inmediatos y de mayores proporciones para los transportes, circule sus órdenes, a fin de que tenga siempre en cada cual cincuenta arrobas de reserva. Para proveer de carnes me dictará V.P .M.R. el modo y medios más proporcionados y conveniente s de remitir o poner en la sabana de Pu– ga en las inmediatas a las fortalezas de la antigua Guayana el número de reses vacunas de carnicería que juzgue podrán consumir diariamente dos– cientos hombres, y algún repuesto más por si se aumentase la guarni– ción, haciendo el cómputo sobre seis meses, mediante que en este inter– medio de tiempo habrá lugar de repetir las remisiones, según se obser– vase la necesidad o pidan las circunstancias, y, en el caso de declararse la guerra, auxiliaré a los vaqueros con una partida de milicianos de a ca– ballo para que en la expresada sabana cuiden, sujeten y ayuden al trabajo que se ofrezca. Para la conducción de los casabes a San Joaquín y San Miguel de las misiones que se señalen para este efecto, deberán estar prontas siem– pre las cabalgaduras en número suficiente, y de consiguiente, por si se ofrece pedir alguna carne salada y la que de ésta se necesite por ahora, avisará el comandante de las fortalezas a quien V.P.M.R. me dice le ha escrito en virtud de mi oficio franqueándole los víveres que haya me– nester. Declarada la guerra, se necesitarán 150 indios guayanos, armados de un arco y 50 flechas cada uno, y, si es posible, también con macana, y con anticipación dispondrá V.P .M.R . que se nombren los que de ca– da pueblo hubiesen de marchar a reunirse en Altagracia, desde donde les conducirá el jefe que yo les señalare, hasta incorporar se con la guarni– ción de la antigua Guayana o cualesquiera otro destino que juzgue con– veniente. Esto se podrá practic ar sin manifestarse por ahora con los in– dios y sin que trascienda el objeto a que se dirige la prevención, pues la prudencia de los misioneros todo lo podrá facilitar , de modo que se ha-

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