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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 113 El año de 79 pasé por la obediencia a ·la capital de Caracas, de Pro– curador, para la cobranza de la limosna de sínodos y varios encargos de estas misiones, los que evacué con toda felicidad, tanto con el Sr. Capi– tán general como con los ministros de Real Hacienda de aquella ciudad, la que dista de estas misiones más de 20 días de viaje, y el año 84 pasé a la misma capital para el mismo fin y logré otro igual efecto. Omito la revuelta que pasamos con el Sr. Gobernador D. Manuel Centurión, en cuyo pleito que duró pasados de dos años, tuve que sufrir la principal carga por estar en la barrera y por el puesto y oficio en que me hallaba en aquel entonces. Finalmente, en los 28 años que me hallo en las misiones he obtenido el empleo de Conyúdice por dos trienios y he servido el oficio de Secretario y Procurador de las misiones 14 años. Rmo. Padre: todo lo que llevo expuesto y relacionado es público y notorio en esta provincia y misiones, y lo hago presente a Vuestra Rma ., a fin de que, si es de algún mérito en el concepto de V. Rma., se sirva mandarme la obediencia para mi retiro, la que pedí al antecesor de V. Rma. R.P. Joaquín de Berga, para retirarme a Caracas por lo cansado que me hallaba y quebrantado de salud y estar ya connaturalizado con este temperamento; y, con fecha de 15 de julio de 88, me respondió di– cho R.P . Joaquín que tomase paciencia y que me hiciese cargo de la fal– ta de operarios que había en las misiones: que, en mandado nueva mi– sión, me consolaría, enviándome la obediencia para el retiro que soli– citaba. Por el mes de junio del año pasado de 92 llegó la nueva misión pe– ro no vino la obediencia ofrecida, por lo que nuevamente reitero la sú– plica a V.R., y ésta la hago para que mi retiro sea en la capital de la Guayana, supuesto que en el día se halla con silla episcopal y poseyendo ya su Prelado. Y por cuanto se me ha propuesto un retiro en que pueda trabajar en mi vejez para la utilidad de las almas, que es la que el Sr. Síndico de las misiones D. José Luis Basanta me ha ofrecido. Dicho señor tiene una hacienda a distancia de la ciudad, 5 leguas; allí tiene una capilla pública con todo lo necesario para celebrar el santo sacrificio de la misa con el permiso y título del Sr. Obispo. En dicho sitio pasan de 100 per– sonas las que se quedan sin oír misa los días de fiesta; los más que allí asisten son esclavos y gente ignorante; puedo hacer el bien de instruirles y decirles misa y se me da lo necesario para pagar los pocos días que me quedan de vida.

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