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112 FUEN TES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA acompañado del R.P . Joaquín Ma. de Martorell, y sacamos 62 almas, con las que y tres familias de indios guaraúnos que vivían en el pueblo de Piacoa, principié el año siguiente de 66 un pueblo con el título de San Pedro de Tipurua. El otro año de 67 hice otra entrada a los mismos parajes, acompa– ñado del predicho R.P. Joaquín , y P. Domingo de Arbucies y, por cuan– to éste cayó enfermo, tuvimos que retirarnos antes de tiempo; con todo logramos sacar 196 almas, las que se repartieron entre el pueblo antedi– cho principiado y otro que estaba haciendo el citado P . Domingo de Arbucies. El año de 68 concluí el pueblo con otras almas que saqué y agregué, y a últimos de este año, por orden del rey y de mis superiores, tuve que mudar dos pueblos de sitio en donde estaban, de Piacoa y Tipurua, a otro lugar distante 16 leguas, con muchos trabajos y necesidades que se pasaron . El año de 69 hice otra entrada acompañado del R.P. José Antonio de Cervera, a los caños y selvas de Amaruca, que dista de estas misio– nes pasadas de 100 leguas, y gastamos en esta expedición mes y medio, y logramos traer a pueblo 172 almas. En este mismo año me mandó la obediencia mudar otros dos pueblos, que también era orden del rey, cuya mutación era a distancia de 12 leguas, de cuyas resultas y por no poder aguantar tanta revuelta, el P. Domingo de Arbucies se retiró a esa mi amada provincia. El año de 70 , luego de concluida la trasmigración de dichos dos pueblos , me destinó la obediencia al oficio de Procurador de las misio– nes, con el cuidado de dos pueblos a distancia de 10 leguas el uno del otro, por la falta de misioneros que había en aquel entonces, y duró la tarea de ir y venir todas las semanas el espacio de once meses. Después quedé con el cargo de Procurador de las misiones y el cui– dado del pueblo de Caroní, en el que estuve 14 años, hice todo el pue– blo nuevo, cubriendo las casas de teja, de donde se ha seguido que al presente en muchos de los pueblos ya están fabricando teja y cubriendo sus casas con ella, cuando antes se cubrían sólo con palmas o paja y todos los años se experimentaban incendios en los pueblos . El año de 78 hice una entrada a los indios guaraúnos de los caños del Orinoco y con solo 19 días tuve la felicidad de sacar 294 almas, las que agregué al dicho pueblo de Caroní, el que se componía de 380 almas cuando me hice cargo y por el último padrón que formé el año 83, pa– saban de 800 almas.