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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 69 tes de las misiones de Píritu una grande porc1on de indios guaraúnos para el distrito y tierra firme de sus misiones, que, si bien les buscaron tierras para su población bañadas de aguas y ríos , sin embargo murie– ron los más, escapando solamente de la muerte los que se retiraron otra vez a su naturale za, por no ser dichas aguas de las circunstancias venta – josas que tienen las de su crianza en las bocas del Orinoco, y por hallarse fuera de su clima y tenerle connatural; cuyas circunstancias tiene muy presentes Su Majestad cuando mandó en sus reales y piadosas leyes que los indios no sean mudados de sus naturalezas, ni de tierra fría a tierra caliente y al contrario, aunque sea en la misma provincia, porque esta di– ferencia es muy nociva a su salud y vida, y estoy firmemente persuadido a que esto había de suceder en los guaraúnos, practicada su traslación al Caroní por las citadas experiencias y por estar yo bien impuesto en su condición, de que resultaba que estos indios ya poblados se perde– rían y los para poblar quedarían escandalizados. Que si bien no están los aruacas tan adheridos al agua de las bocas del Orinoco como los guaraúnos, lo están igualmente a las de los caños de Aquire, Aimataca, Barima , Guaina, Bear y Momea , en la extensión oriental del nuevo pueblo citado de Piacoa, hasta la misma colonia ho– landesa de Esquivo, que son las tierras de la naturaleza de esta dilatada nación, en que han admitido de paz desde muchos años a la bárbara de los caribes , unid os todos entre sí y todos o cuasi todos están ya a la devoción de los mismos holandeses, la que han extendido hoy día a la de los ingleses, nuevos pobl adores de la isla del Tabaco. Que, abandonadas estas dos naciones por los misioneros españoles, unidas entre sí por los caribes y coligados con las de los extranjeros, pueden formalizar un respetable cuerpo, y que sean un poderoso auxi– lio para el supuesto enemigo que intente atacar el presidio de Guayana. Que al contrario sucederá, continuada la pacificación de estas dos naciones por los misioneros capuchinos catalanes , pues, quitadas estas mismas fuerzas a los enemigos de la corona, se les añadan a las que Su Majestad tendrá prevenidas en el presidio de Guayana y en las llaves for– talezas de esta provincia, siendo evidente que pueden servir útilmente en las emboscadas contra el enemigo que intente subir las 60 leguas de navegación que media por el Orinoco y las boscuras ( ? ) de sus muchas y dilatadas islas, hasta el presidio de Guayana , en cuyas márgenes y barrancas pueden formar los indios varias emboscadas y de retirada fá– cil, en que molestarían grandemente al enemigo que intente y empiece a subir , cuya noticia precisamente la tendrá el jefe de la provincia para

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