BCCCAP00000000000000000000220

46 FUENTES PARA LA HI STORIA COLONIAL DE VENEZUELA Sólo el habernos mandado dos religiosos legos, tejedor y carpinte– ro, sin haberlo pedido, nos ha maravillado algún poco, por motivo de que, para lo que vienen, no son necesario, pues que en esta provincia abundan los tejedores y carpinteros. En las más de las misiones hay dos telares: que de continuo van y vamos los religiosos vestidos de baeta o paño que acá se hace y los indios van vestidos de algodón que tejen. Ahí le remito algunos pedacitos de uno y otro por muestra y verá cuán lindo trabajan nuestros indios. Los dos pobres religiosos quedaron muy afligidos de verse enaniados (sic), pero los consolé con ofrecerles que haría una oficina común en donde se fabricaría nuestro sayal y algodón para vestir los vaqueros del hato y a los negros de Cacagual, y con esto se sosegaron: que ya el uno pretendía volverse a la provincia. Mi antecesor el R.P. Benito de La Garriga pidió al Consejo de In– dias 8 sacerdotes y un enfermero, pero, como poco después murieron los RR. PP. Narciso de La Bisbal y Fr. Joaquín de Barcelona, escribió a nuestro Rmo. P. Comisario general, que procurase en la corte que, en lugar de los dos difuntos, viniesen dos sacerdotes más, y con este pretexto nos ha encajado dos legos, y es que, ya que no pudieron los ocho que algunos pretendían por sus fines, a lo menos que fueran dos para no quedar mal del todo. Sea todo por Dios. No tardaremos a haber de pedir otra vez religiosos porque presto estarán empleados los recién venidos. Tenemos tres misiones nuevas que proveer de Padres, que con la soledad del Cavallapi, San Raimundo de Caruachi y San Félix de Ullacoya, sin éstas hay principio de dos que son de caribas: el uno al cuidado del R.P. Benito de La Garriga, y el otro al cuidado del R.P. Alejo de Villasar; hay otra de aruacas al cuidado del P. Buenaventura de Santa Coloma, otra de guaicas al cuidado del P. To– más de San Pedro; otra de guaraúnos al cuidado del P . Manuel de Prei– xana; otra de cachiricotos al cuidado del P. Raimundo de Olot, y otra de pariagotos al cuidado del P . Mariano de Sabadell. Estos pariagotos los sacamos de la misión de Cupapuy, que, por ser cerca de 800 almas, no pueden ser bien gobernadas ni instruídos a nuestra santa fe católica y los ponemos en un sitio que cierra el río Caroní y nos sirve de escala para infinitas naciones. A todas estas principiadas misiones de aquí a año y medio, lo más largo, se habrá de poner Padre . De que puede in– ferir cuán presto estaremos ocupados todos y aun faltarán. A principios de octubre pienso salir a la visita y, ésta finida, envia– ré a V.P. Rma. un estado de nuestras misiones, Deo dante. Suay la ha– bemos de mudar por orden del rey, por malsana; querían que fuese a la

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz