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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 375 huirse los indios poblados en los sitios de Paracaicuro, hoy Santa Ana y Montecalvario, a los caños y bocas de este río Orinoco, de donde se ex– trajeron con el trabajo que es notorio. Dichos habitantes, además de sus continuos clamores, en que nos hacían presente la necesidad en que se hallaban por carecer del princi– pal auxilio para subsistir en los parajes en que estaban fundados, que es el de las tierras de labor para sus sementeras , se han presentado varias veces a V.S., quien les ha hecho entender no puede permitírseles las mu– danzas de los pueblos a los sitios que intentan , a menos que no condes– cienda a ello y preste su consentimiento el Sr. Intendente general de es– tas provincias, y para ello nos manifestó V.S. haberle remitido la re– presentación citada, hecha por mi antecesor y Conjueces, con lo que y mediante las persuaciones tanto de mi antecesor como de los religiosos Presidentes de los citados pueblos, han contenido en parte a los habitan– tes para que esperasen las resultas del Sr. Intendente, y notando ellos lo que se demoran y llevados de la continua necesidad que padecen, de su propio motu han hecho sus labores en los sitios en donde quieren tras– ladarse, que son, como tenemos informado a V.S. y les consta, útiles y con todas las proporciones necesarias para su permanencia, de los que no se han podido sacar aunque para ello se han practicado las más activas diligencias, y habiendo últimamente querido usar de la fuerza para que vivan en los pueblos, nos han respondido que, de obligarlos a ello, cuan– do menos piense el religioso que los tiene a su cargo, se quedará solo. V.S. sabe muy bien que donde los indios intentan trasladarse son sitios aparentes , con abundantes tierras de labores y en donde, igual– mente que en los parajes que están en el día, pueden ser útiles a la ca– pital y a las fortalezas de la antigua Guayana , por hallarse aquellos si– tios en medio de ellas y a alguna distancia, de modo que a nadie perju– dican, bajo de cuyo supuesto recurro nuevamente a V.S., haciéndole pre– sente la determinación de estos naturales, para que en tiempo alguno pueda culpársenos de omisos en dar parte de cuanto acaece, añadiendo que, si se tuviese por conveniente la traslación de los pueblos de Santa Ana y Montecalvario en los sitios donde ya tienen hechas bastantes la– branzas, se conseguiría el que sus habitantes tengan abundancia de fru– tos para sus mantenimientos, recoger los que se han fugitivado a los caños y bocas de este río y atraer o sacar de aquellas estancias otros muchos, y soy de sentir que, de no condescenderse a la instancia de los indios, nos quedaremos sin dichos dos pueblos; por lo que rendidamente pido a V.S. por mí y a nombre de ellos se sirva informar nuevamente al Sr. Inten-

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