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370 FUENTES PARA LA HISTO RIA COLONIAL DE VENEZUELA tienden jamás el catecismo sino que ellos y los misioneros llegan a can– sarse y aun fastidiarse de aquel diario afán, y, viendo que con él por más que hagan, no logran el fruto deseado, se afirman en que es cono– cida incapacidad de los indios y que es majar hierro frío, y finalmente viene a parar todo en que unos y otros, misioneros e indios , sólo van al rezado por cumplimiento y se excusan de él cuanto se puede por cual– quiera leve causa, y todo el cuidado lo ponen en lo político y mecánico. De lo dicho resultan estos lamentabilísimos efectos que allí ya casi no causan dolor a excepción de aquellos misioneros que entrañablemente desean mudar dicho estilo por haberse desengañado ya. l '.' Los indios, aunque hayan nacido en el pueblo y lleguen a tener más de cincuenta años de rezado continuo, que es el tiempo que corre desde la fundación de nuestras misiones y aunque tuviese alguno mil años, jamás llegará a saber las cosas necesarias necessitate medii ad salutem, como lo eviden· cio en la adjunta marginada y no lo niega el R.P . Prefecto ni misionero alguno. 2'.' Jamás llegará el caso, como no ha llegado en todo el tiempo que yo estuve allí, de que se haya podido bautizar , excepto in articulo mortis, indio alguno que haya salido del monte en edad adulta . 3'.'Que si reciben algún sacramento, como matrimonio, confirmación u otro de vi– vos, lo reciben malamente, no sólo porque ignoran lo que deben saber peculiarmente perteneciente a dicho sacramento, sino por la ignorancia general como también por los actuales pecados que suelen cometer, de los cuales ni saben tener contrición ni confesarse debidamente. 4'.' Que por eso los misioneros comúnmente no van solícitos de que los indios hagan la anual confesión, y mucho menos la Comunión, pues, hasta mi última salida, no creo que entre tantos miles como tenemos, hubiese cinco indios de Comunión. Se queja, y con razón, amargamente el P. N. de N ., que un muchacho de doce años o más, el cual sabía cantar muy bien, leer, escribir, etc., no se había confesado jamás ni otro alguno de los que había allí criados con el nuevo método. ¿Qué será, pues, de los que se han criado y perseveran en el antiguo? 5'.' A más de esto rarísima vez se da el santo óleo y menos el Viático ni se ayuda a bien morir a los moribundos, a excepción de alguna palabra que le dice el misionero de paso cuando visita a los enfermos , que no es poco cuando lo hace una vez al día . 6'.'No son raras las veces que, aun dentro del mismo pueblo, mueren indios sin bautismo porque, si no lo recibieron en la infancia, se aguarda al artículo de la muerte por la ignorancia de que hemos ha– blado y la imaginada incapacidad, y, porque la muerte viene como el la– drón, sucede varias veces que por no creer que haya peligro de muerte

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