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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 363 llan, no son pobres, y los que lo son es gente ociosa, vagabunda, nada afecta al trabajo, que, por no haber tenido cabimiento en otra parte, se han domiciliado allí, a excepción de tales cuales que viven sin nota, pe– ro que éstos no podrán ocupar con mucho el número de seis mil reses que se deben repartir a treinta por cada uno. Resulta, por consecuencia, que no es fácil llenar las reales intenciones de S.M. en el repartimiento, no sólo en Guayana pero ni en los demás pueblos de aquella provincia por ser raro el vecino que haya que no sea indio y se halle también po– seído de la misma desidia que los otros habitantes. Aun cuando hubiese gente de las circunstancias prescritas en quie– nes recaer la distribución, se presenta, según los comisionados, la difi– cultad de que tal vez no les acomodaría el ir por su contingente de ga– nado a la misión de Santa María, por lo costoso de su conducción hasta sus poblaciones, esto es, aun cuando las pérdidas fuesen de cuenta de la Real Hacienda, pues, habiendo propuesto los comisionados a los RR. PP. Prefecto Fray Benito de La Garriga y Ex-Prefecto Fray Mariano de Sabadell, como punto muy esencial, el reemplazo de las cabezas que se malograsen en el peligroso paso del río Caroní, que no bajará de la cuarta parte, según su juicio, se han denegado a él, diciendo que, por ser muy perjudicial a su hato esta subrogación, prescribieron en su ofer– ta la precisa circunstancia de que las hubiesen de recibir en los corrales de su misión de Santa María, cuya restricción hace, cuando no infruc· tuosa, en mucha parte a lo menos poco estimable su donación, acredi– tando con ella mi recelo o primer temor de que, cuando se llevase a ejecución, se verificaría esto mismo. En consideración a cuanto queda dicho y reflexionado, me parece lo más conveniente en las presentes circunstancias, que de las doce mil reses ofrecidas por los religiosos misioneros y admitidas por mí en nom– bre de S.M., se vendan las seis mil, a fin de atender con su producto a los gastos que ocasionarán las poblaciones proyectadas y determinadas en la parte oriental de la misma provincia, conducción de ganados, trans– porte de las familias que se necesiten, y otros que ofrecerá un asunto de esta naturaleza. Las otras seis mil cabezas restantes, hasta el completo de las doce mil de la donación, se deberán conservar para repartir parte de ellas entre los vecinos que pasasen a establecerse en las enunciadas poblacio– nes, a fin de que tome el incremento posible el importante ramo de la cría de ganados, y las demás se podrán aplicar a los que intentasen fun– darse en las poblaciones que voy a empezar en las riberas del río Gua-
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