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354 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA nos decían que luego habríamos de pagar la carne. Todo cuanto teníamos en la procura lo entregó el P. Procurador al comisionado D. Bernardo Lanzarote, hasta las limosnas, y no quiso ver los libros de cuentas que el P. Procurador le presentó para observar lo resuelto por Su Señoría D. Manuel Centurión y su merced D. Andrés de Oleaga en la junta que tu– vieron en la ciudad de Santo Tomé de la Guayana en nueve días del mes de septiembre de mil setecientos setenta y tres, como consta en los autos de la sentencia. En los cuales libros habría visto que nada nos quedába– mos, con la confianza de que nos mantendrían de todo lo necesario; y así va muy engañado D. Manuel Centurión en lo relacionado en la real cé– dula de diez de noviembre de 1774 , de que se entregase solamente lo que quiso el P. Procurador y que nos dejó el uso libre de la carne, sal y ve– las con otras menudencias ; sí que solamente nos quedó la libertad de pe– dir esas cosas diariamente a los corregidores para quedar nosotros más sonrojados con sus dicterios. El Rvdo . Obispo pretendía lo mismo que quería D. Manuel Centurión, pero, habiéndole nosotros informado del tenor de las cédulas y nuestras Constituciones citadas , se desengañó S. Ilma., y aun más: cuando vio la confusión de las cartas, la una de nuestro síndico que pedía la limosna de cincuenta misas a D. Gabriel Amat, y la otra del administrador D. Lorenzo Castellanos, que las pedía como a tal y no sabía D. Gabriel a quién de los dos debía darla , y con esto cre– yó Su Ilma . que nos habían quitado hasta las limosnas, como era verdad. Si fuésemos interesados, no seríamos tan dadivosos, como rezan las certificaciones que presento, C, y le consta a D. Manuel Centurión, de que mantenemos la escolta y lo demás que rezan. Siendo el tiempo pro– porcionado para D. Manuel Centurión, determinó él mismo que se hi– ciese o pusiese Cabildo el año 1776 de aquellas personas de su entera satisfacción y séquito, bien contrarias a los religiosos, como era el alcal– de de primer voto D. Lorenzo Castellanos, que era recién salido de prin– cipal administrador de las misiones, y luego extrañaron sus facultades con la prisión de los cuatro arriba nominados, y la falsa representación de 29 de enero del mismo año 76, atribuyéndonos maliciosamente que no habemos querido socorrer los pueblos de carne, y casabe a la capital, como lo certifica D. Ambrosio Farreras, en la certificación que presento D, y desde que nos despojaron del hato y administración hasta volvérnos– la a entregar con las cuentas , pasaron dos años y dos meses, en cuyo tiem– po no éramos dueños de la administración para poder dar socorro; y lue– go no pasaron más de veintinueve días de enero y en éstos nada nos pi– dieron hasta el mes de julio del citado año, en que vino a las misiones en-

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