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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 347 de que el Sr. Centurión no procedió con verdad en este particular en su representación , porque el Sr. Administrador se hizo cargo de ciento y diez mulares, según los autos de entrega , no constan más que ciento trein– ta y seis, y el señor síndico, quien la recibió, dice que no le entregaron más que ciento dieciséis; de cuyo número se infiere no ser verídico el au– mento que manifestó el Sr. Centurión . Del mismo modo se demuestra por los autos de recibo y entrega no haber informado con ingenuidad el Sr. Centurión en cuanto el aumento de cien almudes de tierra con varios plantíos, porque en los primeros autos en que se hizo cargo el Sr. Administrador, se encuentran veintiocho y me– dio almudes de sembradura, sin embargo que no ponen los almudes que habría en los pueblos de Santa Ana, de Aguri (Guri), de San Pedro de las Bocas, de la Divina Pastora y del Cumamo, cuyos inventarios no se men– cionan en dichos autos, y en los que informaron para la entrega, no se descuidaron hasta de lo más mínimo, como se manifiesta; y sin embargo no se hallan notados más que noventa y tres almudes de tierra sembradas entre todos los pueblos, y de los plantíos nominados en la cédula por aumento, es patentemente falso, porque todos estaban cuando se for– maron los primeros autos, sino que no los pusieron, por lo que se reco– noce la poca ente reza de la citada representación. En cuanto al aumento que pone el Sr. Centurión de las casas, no se le puede coherrestar ( sic) en fuerza de los autos, porque en los que for– maron cuando se hicieron cargo, no hacen mención de casas, y en esta virtud sólo puedo hablar en lo respectivo a este pueblo de Caroní de mi cargo, sobre lo que puedo afirmar, como afirmo, que había muchas más casas cuando entró el señor corregidor que cuando salió, porque se caían, que fueron cuatro las arruinadas en su tiempo; y, habiendo hallado die– ciséis casas armadas para teja, viendo que no podía salir con la empresa que yo había tomado, las mandó desarmar con el permiso que para es– to obtuvo del Sr. Centurión. También me consta que el pueblo de la Divina Pastora se venía to– do a tierra, sin cuidar de reparar las casas, y lo demuestran en sus autos de entrega, que, hablando del pueblo de la Divina Pastora, ponen treinta y ocho casas viejas y la iglesia, y esto mismo confirma el síndico Sosa con su carta que también acompaña ésta. Asimismo me consta de los otros pueblos que poco o nada se apu– raron los corregidores en aumentar de casas, porque el principal objeto lo tenían en los aumentos de para sí propios, fuera de la manera que se fuese, lo que era público y notorio a todos, pero lo que yo puedo decir

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