BCCCAP00000000000000000000220

318 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA cuando salgan misioneros de España, cada cual que vaya directamente a su destino: los de Santa Fe, allá, y los de Guayana , acá. Es el oficio de Prefecto ocupadísimo y amarguísimo y que todos le dan encima, máxime los gobernadores, y, si no tiene salud robusta, o muere, o queda postrado; que, aunque yo nunca lo he sido, a Dios mu– chas gracias, y confío continuará sus misericordias en librarme, pero por diez años de Conyúdice que tengo, he visto harto de esto y les tengo espe– cial compasión, y por eso soy de sentir que la prefectura no había de durar más que año y medio. El mayor escrúpulo o temor con que acá vivimos es si, con tantas ocupaciones y mecánicas continuas, unos días más que otros, que apenas nos queda tiempo para recogernos, si en esto desagradamos a Dios y si vamos contra la voluntad de nuestro P.S. Francisco, que no maten el espíritu de la santa oración y devoción: "Hoc opus, hic labor et aflictio spiritus". Es verdad que cuanto hacemos se dirige para bien de los in– dios, pero nos embarazan para las cosas del alma. Si el Padre no asiste en todo, todo perdido, y si asiste y lo cuida todo, no le queda tiempo para sí, y de aquí viene la aflicción y el desear la celda. Deseamos en esto consejo y, si lo viesen y tocasen, lo darían mejor; ya somos pocos religio– sos y muy esparcidos, con que se aumentan dichos trabajos y aflicciones. Yo solo tengo de cuidar mil almas, esto es, este pueblo de Cupapuy, que contiene 600, y el de San Antonio que tiene 400, por hallarse el Padre de él, que es el P. Martín de Taradell, en el camino del Parime, y dis– ta el uno del otro cuatro leguas, sin otros oficios en que me hallo: mire qué tiempo me quedará para la oración, etc. Esto es, Rmo. Padre, lo que me ha ocurrido proponer en cumpli– miento de su mandato. Dios nuestro Señor lo dirija todo a mayor gloria suya; dé su bendición y acierto; a mí el perdón de mis grandes peca– dos, y no he hecho otra cosa con 17 años de América, y en toda mi vida, de que digo mi culpa postrado en tierra como si me hallare en esos re– fectorios. Por último ruego al Señor dé a V. Rma . plenitud de gracia y muchas fuerzas para siempre proteger estas santas misiones, y después el premio en el cielo. Amén. Quedo siempre a las órdenes de V. Rma. Cupapuy , 22 marzo 1778. Besa la mano y pie de V. Rma., Fray Félix de Villanueva (firma y rúbrica).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz