BCCCAP00000000000000000000220

MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 315 rar y entender todo lo que pasa por esta tierra por sólo escrito y sin verlo, que otra cosa sería si venían a experimentarlo, como lo han hecho otras provincias. Primeramen te digo que es menester tener en la corte sujeto de con– fianza para ocurrir a las necesidades de las misiones y suprimir sus ene– migos. Por el julio del año pasado de 77 el Sr. Centurión sacó una real cédula que ha dado a la estampa y esparcido abundancia de ellas por to– das cuatro partes del mundo, la cual no es nada decorosa a la Rvda. Comu– nidad, bien que nos consuela ser todo falso lo que nos imputa en ella. El rey nuestro señor, que Dios guarde , había de mandar severamente y castigar a los gobernadores y demás ministros suyos que persiguen a los misioneros, porque de lo contrario no se adelantan las conquistas y se enfrían los ánimos apostólicos. Son grandes los delitos que nos impo– nen, tanto que los más de la Comunidad desean por último remedio la celda, y le aseguro que, aunque esta nuestra Comunidad siempre ha sido ejemplarísima, como lo denotan los informes de tantos obispos y gober– nadores, que se guardan en nuestro archivo, a excepción del Sr. Cen– turión, nunca ha sido tan reformada como ahora, y casi todo cuanto hay en la provincia de fundaciones que subsisten, son efectos de nuestros sudores y subsidios de nuestro hato, y todo cuanto ahora se ha perdido de poblaciones del camino de Parime, ha sido por la mala conducta de D. Vicente Díez mandado por el Sr. Centurión: esto es la verdad y si no que venga sujeto de conciencia y lo verá. Por acá corre que el Sr. Centu· rión, con cuatrocientos mil pesos que llevó a España, saldrá de todo y echará a perder a esta santa Comunidad. A un grande y ejemplar misio– nero oí decir: Vi va lástima del rey de España que un su traidor sea pre– miado y sus fidelísimos vasallos los PP. Misioneros oprimidos . También había Su Majestad de ordenar que nunca nos faltase la escolta de 30 soldados, por cuya falta tiempo há que no adelantamos un paso, por habernos quitado los soldados, mandándolos al Río Negro, a la guerra contra los portugueses, quedando nuestras misiones expues– tas a una total ruina. En cuanto a lo que mira a lo espiritual de la Rvda. Comunidad, me parece que siempre se debe exhortar a la oración y a la observancia de nuestra Regla, Constituciones de toda la Orden y las de misioneros, como hizo el antecesor de V. Rma. con el decreto en que se declara y manda lo que se debe observar en los puntos que había controversia, la cual, a Dios gracias, cesó. Son acá nuestras ocupaciones mecánicas con– tinuas y distractivas, y por eso muy fácil de introducirse las inobservan-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz