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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 303 mos suficientes para abastecer las misiones y pueblos que al presente fundamos y de los que en lo sucesivo iremos fundando, pues nuestra mi– ra sólo se dirige a tener el necesario para poder cumplir a la precisa obligación de nuestro ministerio y estado, llevando el norte a el fin para que V.R.M. nos ha mandado y mantiene en este nuevo mundo. Señor: suplicamos humildemente a V.R.M. que, en el caso de dig– narse aceptar lo que llevamos expuesto, sea por medio de alguna persona autorizada e independiente, a fin de que se haga en términos que no se siga algún grave perjuicio al ganado que debe quedar para nuestro sus– tento y el de los indios, como así lo esperamos de la real piedad de V.M. que lo dispondrá del modo más conveniente al servicio de Dios y de V.M., cuya real persona rogamos incesantemente a la majestad divina guarde los muchos años que puede y deseamos y la monarquía y cris– tiandad ha menester. Purísima Concepción de Caroní y abril, 14, de 1777. Besan la real mano de V.M. sus más rendidos súbditos y vasallos, Fray Mariano de Sabadell, Prefecto. - Fray Félix de Villanueva, Conyú– dice. - Fray Félix de Tárraga, Conyúdice. 221 Comunicado del Consejo de Indias al P. Provincial de Capuchinos de Ca– taluña sobre la conducta observada por el Comandante D . Manuel Centu- rión (Madrid, 26 julio 1777). - Copia Rdmo. Padre: (Biblioteca de la Real Academia de la Historia, Ma– drid, colección "Mata Linares", tomo 107, ff. 598-9; STRICKLAND, O. c., 33-34) . Cumpliendo el Gobernador que fue de la Guayana D. Manuel Cen– turión con lo que se le ordenó por real cédula de 1 O de noviembre de 1774 acerca de que quitase los corregidores de los pueblos de misiones que los religiosos de la Orden de V.R. tienen a su cargo y los redujese al mismo ser y estado que tenían antes, participó en cartas de 28 de ju– nio de 1775, 15 de noviembre y 20 de diciembre del mismo año, con documentos, los perjuicios e imposturas que contra su honra y conducta habían hecho los referidos misioneros y sus procuradores Fray Jaime de Puigcerdá y Fr. José Antonio de Cervera, así para ganar subrepticiamente la citada cédula, como una provisión de la Real Audiencia de Santa Fe sobre la sentencia de revista que contra él pronunció, por la que se le

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