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300 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA nidad había tenido para solicitar los dichos despachos; pero él me ha res– pondido que quiere ver todo y que quiere bajar a las misiones en donde verá lo más conveniente; pero en cuanto a la cédula de la escolta, ya me dijo redondamente que no podía cumplir su contenido por estar faltada de tropa esta guarnición. En cuanto a la cédula relativa al hato de Gaspar Vidal, me dijo que también quería ver cómo estaba para determinar sobre el asunto. Yo le evidencié de los graves perjuicios que ocasiona el dicho ganado de Gas– par en las labranzas del pueblo de Santa Ana y Calvario, refiriéndole al– gunos sucesos prácticos acaecidos desde que V.C.R. está fuera. También le hice presente el fin principal de haber puesto Gaspar su hato en aquel sitio, y que no es otro sino el fácil embarcadero de mulas y ganado, que esto ahora se hace con el mayor descaro; de manera que es un continuo embarcar ganado vacuno para las islas extranjeras, siendo así que esta capital está pereciendo de carnes; por cuyo motivo el Sr. Comandante pa– só un oficio al M.R.P. Prefecto a mediados de este mes, pidiendo car– ne para socorrer la necesidad de este vecindario; y para esto proponía en dicho oficio de que había un particular que tomaría las reses a tres pe– sos puestas en el pueblo de Santa Ana, y a dos pesos y medio puestas en el corral del Caroní. A cuya propuesta respondimos el M.R.P. Prefecto y Conyúdice, acordados con el síndico, de que se les darían las dichas re– ses a dos pesos, con tal que el sujeto propuesto las vaya a coger con sus propios caballos en las sabanas en donde se recogen para dar el abasto de las misiones bajas de Caroní, Calvario, Santa Ana, Murucuri y Carua– chi, haciendo presente a dicho Sr. Comandante lo muy trabajoso que es el bajar el ganado por la falta de caballos y estar dicho ganado muy remon– tado; no ha respondido a esto ni sabemos lo que resolverá dicho caballe– ro, pero yo puedo asegurar a V.C.R. que, con el atraso que tuvo el hato en el tiempo de los corregidores, ya no hay fuerzas para poderlo reparar; de manera que las misiones que estaban más abastecidas, como la del Palmar y las de los caribes de tierra dentro, ahora con muchísimos traba – jos comen carne; de tal suerte que estos días tuve carta del P. Manuel de Preixana, que se lamentaba de que había despachado los caribes a buscar ganado y que estuvieron toda una semana y se volvieron al pueblo sin él. De aquí puede V.C.R. inferir de cómo está el hato, sin embargo de trabajarse en él de continuo, y el P. Bernardino dice que los vaqueros no pueden aguantar tanto trabajo, y que el ganado se halla en un estado irremediable; pero nos queda el consuelo de que no se ha perdido por culpa nuestra y que hemos hecho todo lo posible para conservarlo, y es-

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