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290 FUE N TES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA 213 Testimonio de un testigo presencial sobre la diferencia experimentada en el hato de la misión de Guayana durante el tiempo que hubo en ella co– rregidores (Upata, 30 septiembre 1775) . - Copia (Archivo General de la Nación, Caracas, Papeles de Centurión, I, f. 366). En esta villa de San Antonio de Upata, en treinta días del mes de septiembre de mil setecientos setenta y cinco: certifico yo el abajo fir– mado, en la mejor forma que derecho lugar alla (sic, haya), que habién– dome hallado por tercero de la cuenta del ganado que se hizo en estas misiones el año de mil setecientos setenta y dos, cuando numeró dicho ganado D. Vicente Díez de la Fuente por comisionado del Sr. Gobernador de esta provincia , para la cual numeración fui nombrado por dicho D. Vicente Díez para asistir a la dicha numeración en la que me hallé desde su principio hasta su conclusión, y en ella me consta que se hallaba dicho ganado del común de estas misiones bien acondicionado, y que se nu– meró con toda facilidad en corto tiempo, porque hubo rodeo en aquel tiempo que llegó a trece mil reses, de fierro arriba, como consta en los autos de numeración de dicha diligencia, y por consiguiente me consta muy bien, como tercero de esta segunda numeración , que al presente se va practicando, para la cual he sido nombrado para tercero por D. Francisco de Velasco, juez comisionado por el dicho Señor Gobernador; en la cual numeración me consta que se halla dicho ganado totalmente perdido y del todo levantado por la mala conducta del administrador general que por este tiempo lo ha manejado, pues aun no se ha llegado a parar partida que pase de cuatro mil reses, y lo que en aquel tiempo hubo rodeo, como antes tengo dicho, de trece mil reses; por lo que se ve claro que dicho hato lo han dejado perder en el tiempo de dicho admi– nistrador general, como igualmente yeguas, caballos, ovejas y burros, etc., lo que se puede bien ver claro por las mismas diligencias que se prac– ticaron en dicho año de setent a y dos, y la diferencia que hay en las que se practican ahora por la brevedad con que se concluyó entonces y la di– lación que se ha echado ahora, como por otras muchas circunstancias que omito por no ser necesario, pues es patente la pérdida del dicho ha– to a toda la provincia aunque no lo quieran decir por otros motivos que omito, como igualmente la crecida falta de capar, herrar y levantar los corrales, que todos los hemos hallado por tierra. Y porque todo lo que

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