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288 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA Esto se palpa en la gran repugnancia que tienen generalmente a asistir al rezado y a la doctrina y en el total olvido que tienen de la doctrina en llegando a casarse. En confirmación de esto noté en mi visita que es rarísimo el indio a quien se da la Sagrada Comunión, aun en el artículo de la muerte porque los misioneros han hallado muy graves irreverencias al sacramento y se han visto precisados a tomar esta providencia que pa– recería dura si en los indios hubiera verdadera y viva fe, pero, como ca– recen de ella, no sienten verse privados del pan celestial. Están subordinados a las justicias por el temor pero tienen bas– tante amor a los misioneros, y aunque los temen porque les castigan algunas veces, tienen bastante confianza en ellos porque los remedian en sus necesidades y les asisten en sus trabajos. Mientras se conservan los pueblos bajo la dirección de los Padres misioneros y sin intervención de corregidores o capitanes conservadores, creo que no hay fundamento pa– ra recelar que los indios abandonen sus pueblos y se retiren a los mon– tes, porque, como he dicho, aman a los misioneros porque los tratan con suavidad y caridad paternal; pero los excesos de lascivia y las injus– ticias que suelen cometer con estos pobres los corregidores o capitanes conservadores, dan sobrado fundamento para temer que los indios aban– donen sus casas y cometan mayores atentados. Si los corregidores fueran hombres de razón y temerosos de Dios, serían muy útiles en los pueblos de indios para acostumbrarlos al servicio del rey, caminando con el mi– sionero de concierto, pero por lo común son unos hombres desalmados y el Comandante de Guayana apenas tiene de quien echar mano para es– tos corregimientos sino de aquellos malos hombres de que abunda la provincia, que sirve de refugio a desertores y foragidos que huyen de su destino. He notado en las provincias de Barcelona y Guayana que uno de los primeros cuidados de estos corregidores es indisponer a los indios con el misionero, y de esto han resultado grandes trabajos a los Padres misio– neros con perjuicio de la religión y de los mismos indios, como he palpa– do en mi visita. Finalmente me pregunta V.E. si algunos pueblos de las misiones se halla en aptitud de admitir corregidores y curas sin que de ello se siga la fuga de los indios, y lo demás que yo juzgare digno de noticia, para que se pueda venir en conocimiento del estado de aquella provincia. A lo que respondo que los pueblos nombrados: Caroní, San Antonio, Cupa– puy, Altagracia, Santa María, Palmar y Divina Pastora, pertenecientes a los Padres Capuchinos catalanes, están en disposición de poder erigir– se en doctrinas o curatos porque la frecuente comunicación que han te-

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