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MISION DE LOS éAPUéHINOS EN GUAYANA 285 Misión de PP. Franciscanos de Píritu . - En las cien leguas que hay desde la capital de Guayana hasta las bocas del río Cuchivero los Padres de Píritu han fundado diez pueblos de indios, que constan de trescientos quince vecinos y mil seiscientas cuarenta almas. Hay también en esta parte dos ciudades de españoles, que constan de ochenta y ocho vecinos y trescientas cuarenta y una almas. Hay también en ella cuatro pueblos de mestizos, españoles e indios, con ciento sesenta y tres vecinos y sete– cientas noventa y nueve almas. El pormenor de todos los sobredichos pueblos consta del papel adjunto y todos ellos están al cuidado de los Padres de Píritu. Misión de los expulsos. - Subiendo por el Orinoco arriba se encuen– tra el cuerpo de misión que estaba a cargo de los expulsos, y compren– de ;u territorio cien leguas desde el río Cuchivero hasta los raudales de Atures y Maipures. En este terreno, llamado bajo Orinoco, hay cinco pueblos de indios, que componen ciento setenta y un vecinos y mil cua– trocientas setenta y cuatro almas. Estos pueblos carecen de pastor y no tienen más auxilio espiritual que el que por caridad les da un Padre de Píritu, que suele caminar por esos pueblos, deteniéndose en donde lo juzga conveniente y éste tal cual socorro se debe a la piedad del Coman– dante de Guayana D. Manuel Centurión. Misión de PP. Capuchinos andaluces. - Se encuentra últimamente en esta provincia el terreno que se dio a los PP. Capuchinos andaluces en el alto Orinoco, y los dichos Padres fundaron treinta pueblos con dos– cientos cincuenta y cuatro vecinos y dos mil novecientas almas. Los di– chos pueblos se hallan enteramente abandonados y sin pastor porque los referidos Padres andaluces padecieron muchas enfermedades y grandes trabajos, a los que se agregó el que vivían poco unidos entre sí, de lo que resultó que desistieron de la empresa, murieron algunos, otros se volvie– ron a España y quedaron algunos dispersos en las provincias de Caracas y Guayana. En esta última se hallan dos de ellos sirviendo un curato y una misión por diligencias de su gobernador. La segunda pregunta es ¿si habrá en este obispado clérigos que colo– car en los curatos de Guayana, o, si, por su defecto, es necesario valerse de los Regulares? Respondo que no hay en este obispado los clérigos necesarios para los pueblos de españoles y por esta razón me valgo algunas veces de los Regulares para ellos; y además de esto, como los curatos de indios ofre– cen tan pocas conveniencias, aunque se han fijado de mi orden algunas

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