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266 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA su manejo a los misioneros, con el fin de que con más desembarazo pu– diesen atender a su apostólico ministerio: Que recibida la provisión que a este efecto le librasteis, procedió por sí y sus comisionados a su puntual cumplimiento, sin dar al Prefecto de las misiones ni a sus individuos motivo alguno de queja, pues le dejó el uso libre de la carne, sal, velas y otras menudencias, tomando sólo lo que quiso entregarles el religioso Procurador: Que esta determin ación fue tan sensible al Prefecto y mi– sioneros que, aun procurando sosegarlos el Rvdo. Obispo de Puerto Ri– co, que se hallaba allí con motivo de su visita pastoral , estuvieron tan le– jos de aquietarse, que, sin otra licencia que la de su prelado, despacharon a Fray Jaime de Puigcerdá para esta corte y a Fray José (de) Cervera para esta capital, con el fin de quejarse de esa providencia, y que, no habiendo el mismo gobernador hecho otra cosa que cumplir lo que le or– denasteis sobre paga de diezmos y nombramiento de corregidores, como lo testifican los testimonios de autos que ha remitido, lo hace presente para que determine lo que sea más de mi real agrado. Por el referido Fray Jaime de Puigcerdá, como Procurador de las ex– presadas misiones, se ha hecho presente, acompañando varios documen– tos, que, continuando el mencionado Comandante en perseguir cada día más y más a los misioneros capuchinos catalanes y en malograr los tra– bajos, afanes y penalidades que han tenido en reducir a población y gre– mio de la Iglesia los indios infieles, procuró establecer un nuevo método en el gobierno de aquellas misiones, poniendo en los pueblos corregido– res y obligando a los miserables neófitos a la paga de diezmos, sin em– bargo de habérsele mandado por real cédula de 20 de septiembre de 1772 que no hiciese novedad alguna en estos ni otros puntos tocantes a las mi– siones, y que sólo cumpliese lo que yo le ordenase: Que cuando espe– raban que con esta mi real cédula cesasen las muchas persecuciones con que los afligía, se aumentaron sobremanera, pues haciéndoos, después que la recibió, sus informes, logró en brevísimo tiempo el nombramiento de corregidores en todos los pueblos antiguos y modernos de los indios, la paga de diezmos de sus ganados y bienes y la elección de seglares que corriesen con la administración, con otros ultrajes hechos a los misio– neros: Que lo que les es sumamente doloroso y sensible es el justo temor de que los indios se vuelvan a los montes, como ya lo han hecho algu– nos con semejante novedad, malográndose su trabajo en reducirlos a nuestra santa fe, el dispendio de mi real hacienda y, lo que es más, la esperanza de la salvación de aquellos pobres neófitos: Que, aunque po– co há me debieron aquellas misiones una providencia muy decorosa, se

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