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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 257 disponer las cosas como más justas fueren para servicio de Dios y del rey. En cuanto a tener el recurso al señor gobernador de Caracas, ex– presado en la carta del Sr. D. Pedro de Ureta en Santa Fe, de dos de julio por orden de V.E., pensamos que nos puede servir de consuelo, porque nosotros principalmente queremos trabajar haciendo entradas al monte pa– ra sacar indios, lo que no podemos hacer estando los corregidores, como está dicho, ni podemos enseñar a los indios, porque en los pueblos de 500 almas no vienen a misa ni a rezado la tercera parte. Las misiones están a pique de perderse: si no es totalmente, será en grande disminución y sin ir adelante. En este año de corregidores nin– gún indio se ha sacado del monte, antes bien pasan de ciento los que de las misiones se han desertado: esta es la verdad, y que los corregidores y administradores no tienen otra atención que hacer pesos y picardías, y, de pobres que vinieron, ya van lucidos, y para quedarse con estas con– veniencias informan al Comandante general que todo va con grandes adelantamientos, y queda engañado porque de otros no cree dichos ni informes sino de los mismos administradores. Cuando damos quejas al Comandante general contra de algún corregidor, si me responde, todavía somos tomadores porque, para hacernos callar, nos sale con casos supues– tos contra el crédito de los religiosos, como lo hizo en la carta citada arriba en respuesta de la mía informándole de unos hurtos, y me sale que yo apruebo a los religiosos sus quejas, que hasta en el púlpito los provocamos, y otras cosas así que le informa su apasionado adminis– trador y corregidores. Le pruebo con testigos de vista y oídos que todo es falso; las cartas circulares que habemos escrito a los religiosos para el cumplimiento recto de todo lo perteneciente a nuestro instituto, mani– fiestan lo contrario de lo que nos acumula, y así, por no padecer injus– tamente y sin provecho y por no poder cumplir con nuestro oficio, esta– mos con no poca aflicción mucho tiempo há y tendremos para alivio o que nos quiten presto por malos, o irnos por impaciencia a nuestras cel– das, precediendo la licencia, porque acá no estamos por nuestras conve– niencias corporales. Por fin, esta relación hasta aquí no es más que hacer presente a V.E lo que nos parece de conveniencia e inconveniencia al servicio de am– bas majestades, quedándonos siempre rendidos vasallos de Su Majestad y obedientes a sus reales órdenes, y a cuanto fuere servido V.E. dispo– ner sobre estos asuntos y cualesquiera otros de su agrado, y rogamos a Dios guarde a V.E. muchos años con vida y salud para bien de estas san-

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