BCCCAP00000000000000000000220

254 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA de Tárraga dijo el corregidor Sixtos que él no hurtaba tanto como mu– chos, y les explicó el modo de hurtar uno y otro. Estoy bien informado que, estando enfermo un corregidor, dijo a un vecino español que, si se muriese, bien podía valerse de las diez car– gas de casabe que tenía recogida del diezmo, porque 1únguno le pediría cuenta de ellas. Ya tengo escrito al Comandante general que en un pue– blo no hay más que el religioso y el cabo o corregidor, y que, si el reli– gioso me informa de algún latrocinio o amancebamiento del cabo o corre– gidor, que dará más crédito al soldado, cabo o corregidor que al Padre misionero, y que así no se pondrá remedio y será preciso que se man– tenga en las misiones una cuadrilla de zánganos y ladrones y amancebados . En este punto recibo carta del P. Misionero de Auguri, que me re– fiere el corregidor ha pagado los peones de su labranz a con la misma sal de los indios, que era comprada de los productos de los indios, y de otros latrocinios, escándalos de embriagueces y deshonestidades. De este tenor tengo muchas cartas de los religiosos que nos informan de los malos pro– cederes de los corregidores y cabos, y que también con la sal del común compran cueros de venado e hilo a los indios; otros cabos y corregido– res, con sus familias, comen y beben de lo que es de los indios, de bal– de; gastan el sebo para velas y jabón de balde, esto que debe beneficiar – se para vestir los indios por ser sus frutos. Como dicen los autos de la sentencia, es un renglón considerable que se les quita a los indios, pues es mucha la carne, casabe y sebo que gastan, y hay corregidor en el pue– blo, que tiene de familia diez personas y todas ellas gastan luz toda la noche, y no parece justo tanto consumo de balde. Esto no podrá tener remedio porque una arroba que compren les durará todo el año, porque con ella mezclarán cuanto quieran; como el modo de hurtar que tengo dicho arriba. Nos responden que también los Padre s gastan la carne: es verdad, que para tener este alivio se les dio licencia para funda r el ha– to; sudaron los religiosos buscando ganado en la provincia de Cumaná, habiendo gastado buena parte de limosnas de sínodos, misas, para poner y mantener el hato, y nada han gastado los indios y se les ha pagado bien a los peones que lo han cuidado con el mayordomo. Nuestro sentimiento no es por otra cosa sino porque, a más de no poder nosotros trabajar como antes de haber corregidores, se atrasa la reducción y enseñanza de los indios, se atrasa y va perdiendo el hato, que es el medio de más consideración para adelantar las reducciones y mantenerlas. Daríamo s grandes pruebas para todo lo que decimos, si nos fuese posible tomar informes jurídicos de personas sanas de con-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz