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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 251 rentes veces. Y los indios, adhuc los oficiales, tienen la pena de ser casti– gados si vienen a la casa del Padre, y de aquí se ha seguido morirse sin bautismo alguno recién nacidos en partos de noche, por no atreverse a venir avisar al Padre misionero. Y dan por motivo por que no cuenten embustes al Padre, pero decimos que será porque no descubran sus mal– dades . Prohiben también a los vecinos españoles que se comuniquen con los religiosos. Un soldado de Murucuri y otro del Miamo, porque co– rrían bien unidamente con el Padre misionero, lo sacaron y pusieron en otros pueblos, diciéndoles: "Tan bueno serías tú como los Padres". No sabemos por qué nos tratan así: tal vez será alguna moda; es menester explicarnos porque parece que esto viene de lejos. Antes que supiésemos nada de estas cosas que atribulan a los indios y misioneros, ya hizo co– rrer el Sr. Comandante general cosas feas contra nosotros al Real Con– sejo, y sus informes descubrieron no buena voluntad. Y en la capital pu– blicaba que estábamos más cerca de lo que pensábamos a sucedemos como a los Jesuitas. No pudo contenerse el P. Prefecto que le escribió: "O bien ha de suceder, o no; si ha de suceder, mal hace de publicarlo, porque el rey se guardó el secreto en su real pecho hasta la hora de la expulsión; si no ha de suceder, hace muy mal porque con esto conmue– ve a los seculares a tener menos respeto a los religiosos" . Respondió: "Dí – game quién le ha dicho eso, que le daré satisfacción", y con esto se que– dó así. En una carta del ministro de 30 de marzo del año 1753 se previe– ne al gobernador de Cumaná que manda Su Majestad que tenga parti– cular cuidado en que los soldados de nuestra escolta sean de la mejor vida y costumbres, apartándoles y poniendo otros en su lugar, si diesen mal ejemplo, luego que esté informado de sus defectos por informes de los misioneros. No obstante esta real orden, poco o nada se ha remedia– do en las ocurrencias hasta ahora, porque se han quedado los escandalo– sos patrocinados del Administrador que es igual en las costumbres y el primero que debía quitarse del pueblo . Pero, desde que ha venido el maestre de plata, me dice el Comandante que le avise de los corregido– res lo que mire por conveniente, pero es no para poner remedio sino para tomar pie de mis informes para redarguirme con imposturas para defender los corregidores y agraviar a los religiosos con falsedad, como lo hace en la misma carta de 8 de octubre y se la . . . . con evidencia en 18 del citado mes. Otra real orden semejante del Excmo. Sr. Bailío D. Fr. Julián de

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