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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 245 vincia de Guayana: En carta de veinte de junio de mil setecientos seten– ta y uno, acompañada de varios documentos, dio cuenta el Gobernador Comandante general de esa provincia de las providencias que tomó para la mayor seguridad de ella, y que para poner a cubierto el río Caroní, barrera principal de las misiones encargadas a vuestra Religión, había puesto un cabo a guerra que como comandante y juez territorial de los cuatro pueblos de indios: Caroní, Murucuri, Montecalvario y Caruachi, que se hallan situados a 25 leguas de la capital de esa provincia en las márgenes de aquel río y cerca de su boca, instruyese sus habitantes y que los gobernase en lo político y militar para que pudiesen ser útiles a la defensa de la misma provincia en caso de que la acometiesen los enemigos : Que llevando a mal los religiosos esta providencia, se opusie– ron a ella con pretexto de que no habían presentado aquellos pueblos y de que hasta entonces no debía haber allí corregidores que los goberna– sen en lo político por incumbirles esto como misioneros: Que esta idea está destituida de fundamento, así por repugnar a toda razón, siendo religiosos, se ocupen en materias de gobierno civil, como porque, habien– do otros pueblos de indios en las márgenes del Orinoco y Río Negro, mu– cho más modernos que los cuatro ya referidos, cuya fundación es res– pectivamente de cuarenta y siete y diecisiete años, se hallan aquéllos go– bernados tiempo há en lo político y militar por cabos y oficiales sin que se hayan opuesto los misionarios franciscanos ni los capuchinos andalu– ces, confesando todos, a excepción de los catalanes, que el gobierno políti– co de los indios toca a los ministros reales y que, si en algunas reduccio– nes tiene el misionero el manejo y dirección de los cortos bienes de los in– dios, es porque la pobreza del pueblo no puede mantener ministro real, o porque no hay militares bastantes que con solo su sueldo gobiernen los pueblos: Que si los indios que están a las orillas del Orinoco y Río Ne– gro se hallan gobernados en lo político por cabos a guerra, con más razón lo deben estar los del río Caroní por ser los primeros que por su situa– ción se encuentra el enemigo, si ataca esta provincia, por lo que y en el ínterin que yo resuelvo lo que sea de mi real agrado, quedaba con el go– bierno militar y político de los mencionados cuatro pueblos del Caroní el ayudante de milicias D. Diego Rodríguez, sujeto idóneo y de acredi– tada conducta. En otra carta de 29 de julio del mismo año 1771, acompañada de varios documentos, participa el referido Comandante con más porme· nores que los expresados religiosos, a cuyo cargo están esas reducciones, insistían en que es privativo de ellos el gobierno político, civil y econó-

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