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242 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA constaba que sus misioneros habían experimentado muy extraños trata – mientos del gobernador. El Vicario Juez eclesiástico de Cumána D. Antonio Patricio de Al– calá, en carta de 7 de septiembre de 1772, cumpliendo con lo que se le previno por carta acordada en 13 de mayo del mismo año, informa el es– tado de los siete pueblos de indios: Caroní, San Anton io, Cupapuy, Alta– gracia, Santa María, Palmar y la Divina Pastora, expresando se pueden poner corregidores y curas doctrineros a presentación de mi real patro– nato, respecto de haber más de veinte años que se formaron y de que estos indios son dóciles, cosechan algunos frutos para su manutención, salen al trabajo con los españoles y tiene cada pueblo noventa o cien familias poco más o menos, pero que, mediante la pobreza de los referi– dos pueblos y de casi toda la provincia , juzga por útil, en el caso de eri– girse en curatos, queden precisamente los mismos religiosos capuchinos sirviéndoles en calidad de curas doctrineros, fundándose para ello en la falta de sacerdotes seculares a propósito, en que los regulares dejan con disgusto sus misiones y en que, si los indios de los pueblos de Guayana quieren huirse, como es de temer con el motivo de ponerles corregidores y curas clérigos, encuentran a la mano dilatadas selvas y montes en donde asistir, de lo cual se seguirá malograrse el trabajo evangélico emprendido y los copiosos gastos hechos para ello. También representó el enunciado Fray Fidel de Sautó, Vice-Procu– rador de las referidas misiones, el desconsuelo con que los aflige el go– bernador y, quejándose de sus providencias por el ningún fundamento que tenía para molestarlos, suplicó me dignase providenciar lo conveniente para que fuesen consolados, alentados y atendidos en su penoso ministe– rio, mandando asimismo no se le embarace continuar la conducta que has· ta ahora han tenido de fundar pueblos de misión con su buen método, sua– vidad y acierto, dejándoles el cuidado de enseñar a los indios el trabajo y el cuidar de sus bienes sin intervención de corregidores ni otras justi– cias, retirándolos de donde se hubieren puesto, hasta que dichos pueblos de misión se hallen en estado de poder tributar y de entregarse al Ordi – nario todo, a fin de que los misioneros puedan sobrellevar las penalida– des de su ministerio sin añadirles otras mayores, y no se atrase con nue– vos métodos el servicio de ambas majestades. Preguntado por mi real orden el referido Fray Fidel por qué moti– vos no se habían entregado por los religiosos los mencionados cuatro pueblos de indios de Caroní, Murucuri, Montecalvario y Caruachi, y tam– bién sobre el estado en que se hallaban aquellas misiones, y si los indios

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