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232 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA bezas y que después el año de 71 haya sido cuando ha hecho practicar la operación de contarle: ¿de qué gente se ha valido, qué intervención tu – vieron los Padres para presenciar la cuenta? De donde se infiere que to– do sería a su contemplación y que todos dirán cuanto a él le lisonjee; como para esto y otros intentos tiene siempre infelices hombres a su vo– luntad, aparentes y dispuestos a firmar en un barbecho , y después se ma– nifestará por lo que antes anduvo corto en no poner de aumento en el término de los seis años más de las diez y seis mil cabezas. 28. - Sirva de más amplificación a este cálculo y concédanse las trein – ta mil cabezas en el año de 64 por una buena y prudente regulación en aquellos países, los de Barinas, Llanos de Caracas, Cumaná y Barcelona, al aumento de un tercio en cada un año, ascienden a sesenta mil cabezas, de las que, rebajando las diez y seis mil que supone existentes, quedan en cuarenta y cuatro mil por consumidas en el término de seis años, las que, distribuidas en cada uno de ellos, formará juicio de la voluntarie – dad del aumento. 29. - No puedo dudar lo que he visto. En la misión de Caroní se mataba todos los días de cinco a seis reses, que repartían la mayor parte fresca a los indios y la otra se salaba y ponía en tasajera para prevención y bastimento de los que enviaban a éstas y otras misiones, le servían en sus menesteres y remitían a aquellas inmediatas, según lo hallaban a pro– pósito para evitar la incomodidad de transportar el ganado; en el mismo hato no dejaba de gastarse un día con otro dos reses para manutención de aquellos criados y sus familias que les sirven en este propio tiempo desde la expresada misión. Socorrían y proveían de carne al presidio de Guayana la Vieja, en donde tenía a mi orden trabajando una indiada de sesenta a setenta hombres, y del mismo modo a la orilla opuesta de la isla de Fajardo tenían otra matanza para la indiada que tuve trabajando un fuerte provisional de fajina; por lo que regulé que en aquel tiempo no bajaba de doce a catorce reses de consumo al día. Por otro término es regular que en las 22 misiones que cita, sin inclusión de las tres que le disminuyen, comiesen carne el misionero, los españoles, el cabo o solda– do y algunos indios viejos y enfermos, de modo que con aproximación y conforme al juicio que se consigue, lo menos que se puede contar son 22 reses al día, que suman en los seis años, por sola esta partida, 48.180, que exceden en 4.180 reses de las cuarenta y cuatro mil que resultan del tercio de aumento en los seis años, sin el agregado de las partidas extra– ordinarias arriba expresadas.

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