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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 209 más pobre, árida y quebrada que la que ocupan los otros cuerpos de misión. Desde este pueblo han salido los Capuchinos a convertir los indios que habitan el vasto terreno que hay hasta la ciudad de Guirior, que dista más de trescientas leguas hacia el sur, situada entre los ríos Patagua y Pa– raguamusi, que se juntan cerca de esta ciudad y corren con el nombre de Patagua hasta incorporarse con el Caroní en la villa de Barceloneta, y nacen de las vertientes de las montañas de los indios abacaruas, no le– jos del nacimiento y sierra de la Parime, llevando todo su curso precipi – tado entre peñascos hasta una legua antes de llegar al Orinoco, en que da el gran salto que dije. En el pueblo de Caroní y demás de sus misiones, aunque se dan los frutos comunes de la América, como son maíz, casabe , plátanos, frejoles , batatas, etc., no son tan abundantes como en otras partes aunque la tie– rra de suyo es fuerte y de sustancia, pero quebrada y árida a impulso de los ardores del sol que incomoda grandemente en estas partes. No obs– tante tienen los Pad res misioneros en sus pueblos algunas huertas con buenos emparrados, higueras , granadas y otros frutos de España, y sin du– da que, si los indios fuesen más aplicados al cultivo de las tierras , produ – cirían éstas muchos frutos de los que en el día carecen. Este pueblo está perfectamente formado con buenas calles y casas, aun– que éstas todas son de bajareque, cubiertas de hojas de palma; su vecin– dario asciende a 119 familias con 497 almas. Pueblo de Murucuri. - En el mismo día salí para el pueblo de Murucuri, siguiendo la corriente del río Caroní hacia el sur, y a distancia de cuatro leguas está este pueblo situado en la ribera de dicho río, formado con buenas calles y casas; tiene 107 familias con 320 almas. Su territorio es áspero y quebrado; en él se encuent ra no sólo el cacao silvestre tan fron– doso y abundante como puede darse en los valles de Tuy y Orituco de la provincia de Caracas, sino que también la canela que llaman silvestre o de quijos, que, aunque no tiene la fragancia ni actividad de la de Ceilán, quizá no proviene esta falta del clima ni de la tierra sino del abandono del cultivo y ninguna economía en beneficiarla. Si podaran las ramas de este árbol al modo que en Murcia y Valencia las del moral, si después que el renuevo tiene ya la corteza hecha, la rajaran en contorno y a lo largo para que criase cuerpo , la cogiesen en tiempo oportuno y la secasen a la sombra al abrigo de sus casas, quizá no sería de inferior calidad a la de Oriente, pues no es de diferente especie de aquélla y sólo hay la diferen– cia en el cultivo que la dan y buena economía en beneficiarla.
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