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208 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA cedente nueve leguas; está situado a la orilla del río Orinoco, que le ciñe por el norte; por el mediodía le riega el Taome que desagua en el de Ca– roní. Tiene muy buenas tierras y abunda de todos frutos y pescados que le proporciona el puerto. Su vecindario asciende a 189 familias con 419 almas. Pueblo de Montecalvario. - El 28 seguí por el Orinoco abajo hasta lle– gar a la boca del caudaloso Caroní, por la que entré hasta llegar al puer– to de Montecalvario, y, a distancia de una legua corta de tierra, está si– tuado el pueblo de este nombre, que goza de buenas tierras y abundancia de frutos y pescados con grandes rebaños de ganado vacuno y mular, que son parte del famoso hato de los Padres de esta misión; dista del antece– dente nueve leguas; tiene 95 vecinos con 333 almas. Pueblo de Caroní. - En 29 de noviembre me embarqué en una curia– ra en el río Caroní en frente del pueblo de este nombre, por encima del formidable salto que da este río, cuyo estrépito se oye desde el pueblo antecedente, tomando sus aguas tal rapidez que rechazan las corrientes de Orinoco por largo espacio, distinguiéndose unas de otras: las del Caroní, aunque corren sobre el fondo de arenas negras, son cristalinas y delgadas; las del Orinoco, siempre turbias, gruesas y malsanas. El paso del Caro– ní es muy peligroso por la rapidez de su corriente y oleaje que se levanta; a la orilla opuesta y derecha del río está situada esta misión que es la capital de todas las de la vieja Guayana. Estas misiones, aunque empezaron a establecerse en mil seiscientos se– senta y cuatro por los Padres Dominicos, Jesuitas y algunos clérigos se– culares, se vieron todos precisados a abandonarlas sucesivamente por la miseria y escasez del terreno; lo mismo sucedió a los Padres Capuchinos catalanes que entraron en ellas el año de mil seiscientos ochenta y dos; pero, viendo inutilizadas sus apostólicas tareas por la misma causa, cre– yeron que el medio seguro e indispensable para la conversión y conser– vación de los indios era buscar un fondo seguro para mantenerse unos y otros y subvenir a los gastos precisos de las entradas y nuevos estable– cimientos. Esta consideración los resolvió a fundar un hato de ganados que, por ser el territorio muy a propósito, se han multiplicado pasmosa– mente. Desde esta época tomó consistencia este cuerpo de misión, se han fundado nuevas poblaciones de indios y españoles y se han mantenido los indios con más lucimiento y abundancia, pues el hato que pasa de cien mil cabezas de ganado vacuno, sin contar las yeguas, mulas y caballos, ha surtido todos los medios necesarios a su subsistencia, que escasea la tierra
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