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186 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA Los hombres son de buen rostro, más blancos que morenos; los mo– cetones, sin taparse abajo, van afeminadamente adornados de abalorios o cuentas de vidrio en las piernas, brazos y en la cintura, y grandes sartas cruzadas en el pecho, y tal vez llegará al peso de casi media arroba. Tal cual mujer se tapa con un delantuco colgado a la cintura, tejido de aba– lorios o cuentas de vidrio ; las demás, nada, sino que se ven como unas párvulas del día en que nacen , sin más vergüenza de la que alcanzan. Sin Padres misioneros y sin españoles que los acompañen, no hay forma de sujetar a esas naciones para que, viviendo a pueblo, sean ense– ñados a vivir cristianamente para que se salven. Desde la misma boca de la Patagua todas esas tierras hasta Mayarí y las que se dejan a la izquier– da hasta Esquivo, toda la tierra está regada de naciones. En el dicho ca– mino hallé barinagotos, cucuicotos, ipurugotos, mapisanas y esos sin sa– lir de la orilla del río Caroní e Icabaru. Se matan mucho unos con otros, y hallamos casas vacías en que estaban las hamacas colgadas con los hue– sos de muertos y cabezas rotas a macanazos. Vamos a otra cosa. Así que llegué a Auguri (Guri) supimos la muerte del R.P. Pre– fecto. Luego tuve orden del Sr. Comandante general para que luego su– biese a la capital para informarse de mi viaje y de lo sucedido. Luego me vituperó mi viaje por haberlo hecho sin su permiso, y le dije que no lo necesitaba porque aquellos indios son nuestras ovejas incluídas en el te– rritorio que por cédula confirmatoria de la expresada concordia nos tiene encargado el rey nuestro señor: que si mañana me daban licencia mis su– periores, volvería a visitar muy gustoso, sin participárselo, porque me causan mucha lástima aquellos pobres indios que mueren sin bautismo. No me replicó. Y después me dijo que aquel destacamento que envió a fines de di– ciembre quedó en el río Erevato, en un pueblo de indios de los Padres Observantes, casi enfermos todos los soldados y los dos Padres Obser– vantes, y que éstos se retiraron, y que cosa de dos meses hacía que sa– lieron del Erevato los del destacamento , Caura arriba, con orden de en– trar a la Patagua por el río Savaru y marchar a la Parime y a su laguna para tomar asiento en la casa fuerte, que han de fabricar . Y me propuso que, bajando Caroní, enviará otro destacamento por la misma Pata gua, infor mado de que es peligrosa y penosa la navega– ción de Caroní e Icabaru, y por la Patagua pueden proseguir las mismas curiaras, sin embargo de haberlas de conducir por tierra un día, y que con esta expedición, dirigida para el mismo intento, habían de ir dos religio– sos capuchinos de estas misiones, satisfaciéndome, a su parecer, que, si

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