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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 185 verendo Padre : ya miro cómo salí tan malamente de mi expedición; no tengo más consuelo que el haber tomado posesión de aquellas tierras. Considerando el buen recibimiento que nos dieron aquellos indios, su amoroso trato y rendimiento y habernos despachado tan desatentos, no puedo descubrir otra causa sino tal vez la noticia que tuvieron de la muer– te del P. Pedro y sus compañeros. Y ésta se la dieron unos indios ipura– gotos de las cabeceras de la Patagua, que dos veces vinieron al expresado pueblo de los paraguayanes con el pretexto , -d ecían-, de pasear y ver a sus amigos y dar noticias de unos indios de dichas cabeceras, que ma– taron a los caribes que habían ido a cogerlos. Con esa noticia recelé si al P. Pedro había sucedido alguna desgracia y aun lo dije al P. Tomás. Tal vez sería así porque, a la venida de dichos indios, reparamos alguna mutación a estas naciones en el semblante y trato. Por fin, antes de lle– gar a la boca de la Patagua, supimos de su muerte y de los demás espa– ñoles. De las dichas cabeceras al río Mayarí se vinieron en dos días, y las muertes correspondían a los días que estuvimos allá. Esa larga romería no es por lo lejos de la tierra sino por los embara– zos que ocurren en el camino , el haber de buscar casabe, componer las enriaras y otros motivos. De 9 de mayo en que salimos de Mayarí, a 4 de julio en que llegamos a Auguri , se han de descontar 16 días de demora que hicimos en el camino por dichas causas. El viaje más breve para la dicha laguna es por Cuyuní, en seis días, que entra arriba del río Esquivo , y quince días Esquivo arriba y luego por Apamony se entra a ella. Pero no se puede ir por aquí por no pasar entre holandeses , y así queda el camino mejor por la dicha Patagua, a los veinte días poco más o menos . Se toma el río Paraguamuxi y de ahí otro cañón que va a Parime y es breve el viaje. Dicen los indios que el río Parime es grande como Orinoco y que tiene tortugas y caimanes; de estos animales se mantienen también en Mayarí y abundan mucho, y otros peces. Es mucha la nación de indios de aquellas tierras. Discurro que cos– tará mucho de reducir porque tratan con los holandeses y dicen que son sus amigos, parientes, yernos y cuñados, y así será porque les venden sus parientes y extraños y es grande el tráfico de poitos o esclavos que venden a esos extranjeros por armas de fuego, ropas y hierros . Me dijo un curioso que reconoció las casas del mencionado pueblo, que contó en una casa diez armas de fuego. También disparan un trabuco como un fu– sil. No temen mucho de nuestras armas y son muy desahogados.
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