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MIS ION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 183 Luego que llegamos en este pueblos supimos que a dos leguas está el río Mayarí, por donde, a los dos días de navegación y aun menos, sal– dríamos a la Parime, y luego entraríamos a la laguna de Parime por el río Avarauru. Y dimos providencia para hacer cuatro curiaras y dimos la paga por eso a los indios saparas y paraguayán . Así que fue ocasión de marchar fuimos a Mayarí en el puerto de los saparas y, reparando que las curiaras eran pequeñas , resolvimos que se hiciesen otras dos, y nos ayudaron a hacerlas los saparas. Hechas y el día que se debían echar al río esos saparas, al amanecer, nos vinieron a dar los buenos días con una rociada de escopetadas terri– bles. Y nos mataron a un español y a un indio e hirieron a nueve cari– bes nuestros y al P. Tomás en un brazo, aunque levemente. Y los indios paraguayanes también hacían fuego por el otro lado del río; éstos no nos podían hacer mucho daño porque los palos y armazón de los árboles nos resguardaban. El sitio en donde nosotros estábamos era arriba de la ori– lla de la barranca del río; era espeso de árboles y por dentro de este mon– te se nos venían acercando los indios sin ser descubiertos por esta ban– da; y así, sufriendo balas y flechas, pasamos el día 8 de mayo. No supi– mos si los españoles harían mucho daño a la retirada de los indios en la primera embestida, porque fueron pun tuales a los trabucos en hacerlos retirar. A las primeras escopetadas ya se nos huyó un mulato español con algunos caribes y luego se volvieron a casa y dieron noticia que todos quedábamos muertos en el río Mayarí. Tuvieron grandísimos sentimien– to todos los Padres y desde luego nos hicieron los sufragios acostumbra– dos para los misioneros difuntos , que son seis misas. Reparando los caribes que aquéllos se huyeron, también querían mar– char y dejarnos solos. Yo bien quería proseguir la empresa que llevaba, aunque fuese por tierra, porque estaba bien informado que podíamos ir así y salir a un pueblo de caribes cercano a dicha laguna. Por el río no había forma de marchar por lo amedrentado de los caribes, y porque río abajo de Mayarí había mucha indiada por agua y tierra. Y decían los ca– ribes que tanto por tierra como por agua no podíamos pasar, y porque no nos dejasen solos los caribes entre enemigos, en tierras de donde no podíamos salir sin prácticos, resolvimos salir aquella noche y nos embar– camos. Y al amanecer tomamos el camino por las sabanas por donde vinimos, y hallamos que en dicho río se viraron las curiaras en que iban nuestros trastecitos y algún casabe, y que se ahogó un negro de la comi– tiva, y así quedamos más ligeros para seguir a los caribes que pensaban

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