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182 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENE ZUELA co o mar, línea recta al sur, y los PP. Observante s, desde la Angostura al río Cuchivero al sur, línea recta, y los Jesuitas, de Cuchivero para arri– ba y línea recta al sur: eran los linderos , y esta concordia fue aprobada por real cédula de Su Majestad. Y en esa suposición los PP. Observantes nos cerraban el paso para ir de allí en adelante, en que hay muchos indios que reducir. Entendidos estos inconvenientes, se resolvió que fuera yo a ver los indios de aquellas tierras en compañía del P. Tomás de Mataró para tra– tarlos y reducirlos a pueblo. Y salimos del pueblo de Auguri (Guri) con cinco curiaras, acom– pañados de 14 hombres vecinos de nuestra villa de Upata, y 25 caribes de Guasipati, bogas y flecheros que eran al mismo tiempo. Así preveni – dos, el día 16 de febrero salimos navegando Caroní arriba derecho al sur. Y, a los seis días de navegación, pasamos por delante de la boca de la Paragua, y a 2 de abril tomamos la navegación por el río Icabaru, que viene del sur, y aquí se reconoce que Caroní viene del oriente. Siete días fuimos por lcabaru y, por causa de tanto raudal y tra– bajos, dejamos las curiaras encargadas a los indios barinagotos que se pueblan en la boca de la Patagua, para bajarlas a Auguri (Guri), y noso– tros tomamos el camino por tierra sin camino ni carrera. Seis días cami– namos así por los montes y salimos a las grandes sabanas o llanuras de la Parime. Dos días anduvimos en ellas hasta que hallamos un pueblo de nueve casas de indios de nación paraguayán, que nos recibieron con danzas y alegrías; y los hallamos como suizos en taberna: tenían su bebezón y convidados de su nación y de otras naciones. Aquí nos detuvimos varios días para hacer bastimento de comida y descansar la gente, y hablamos con esta gente del modo de vivir en pueblo y misión y del ser de cris– tianos, y, dando muestras ellos del conocimiento de lo que les tenía cuen– ta, dí bastón de capitán a los indios sus cabezuelas, y les planté la Santa Cruz en su pueblo. Asimismo constituí capitanes a los principales de la nación sapara y mapisana, que por las noticias de nuestra llegada vinie– ron a vernos. Estas diligencias pasaron en Semana de Pascua, que fue alegre y, para celebrarla, hicimos una capilla de palos, adornada con hojas de plá– tano, y en el tiempo de la misa estaban con las armas en la mano los españoles, y los caribes, con sus flechas y macanas, y con el cuidado de guardia y recelo que no viniesen enemigos, y allá comulgaba también la gente que quería cumplir con el precepto de la Iglesia.

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