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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 181 contró y dio aviso a dicho Sr. Comandante. Y éste resolvió que se pobla– sen en las orillas de este camino para servir de escala a los viandantes y pasajeros. Y, hallando esta novedad, volví vacío y cansado. Y a medio camino tuve noticias de unos indios asirigotos que esta– ban haciendo bastimento para retirarse escondidos. Fui a buscarlos y, viendo ellos que yo no tenía más que dos inútiles españoles, me dijeron que no querían venir y que me fuese presto de allá. Con esto, a la despe– dida los exhorté y aconsejé que saliesen presto a misión para aprender la doctrina, ser cristianos, etc. Y luego me vinieron tres mocetones emplu– mados y con sus sables y, llegando cerca de mí, se pararon. Al decirles un indio de nuestra comitiva: "¡Cuidado, no le hagan daño!", me los miré y, riéndome, se rieron y nos fuimos. Y luego, al llegar a la villa, envié ocho vecinos y los hallaron mansos y los trajeron a todos a la villa. Y, después de pocos meses, me retiró el R.P. Prefecto a la misión de Cupapuy y puso otro religioso. Y, poco advertido el capitán de esa villa, dio licencia a esos indios para que con sus mujeres e hijos volvie– sen a buscar bastimento de casabe a las mismas tierras, y con ellos envió tres o cuatro vecinos para acompañar a los indios y volverlos. Y sucedió que a la segunda jornada esos indios mataron a dichos hombres, y los in– dios se retiraron a los montes, sin haberse acordado dicho capitán de la advertencia que le dí a mi partida, que si los indios le pedían licencia para ir a buscar casabe y frutas a sus tierras, que no les permitiese llevar sus mujeres e hijos. En esto vuelvo a repetir que el año 1770 el Sr. Comandante general de esta provincia propuso a nuestro R.P. Prefecto que podíamos pasar a la Parime y su laguna para hacer misiones, y se le respondió que para eso había actualmente pocos religiosos y algunos pueblos quedarían sin Pa– dre misionero, y que en aquella ocasión fundábamos tres pueblos en la Patagua y una villa, que son los primeros escalones para entrar a la Pa– rime, y otras razones . Por últimos de diciembre del próximo año pasado determinó dicho Sr. Comandante enviar allá un destacamento de tropa con dos Religiosos Observantes para hacer misiones y doctrinas en aque– llos parajes; así me lo participó este caballero por carta de 7 de enero próximo. Esta noticia comuniqué al R.P. Prefecto y los inconvenientes que había de ponerse y establecerse en aquellos parajes los Observantes, por – que es entrarse al territorio que por una concordia nos pertenece. Por– que entre las tres misiones de Padres Observantes, Jesuitas y Capuchinos se acordó así: Que nosotros, desde la Angostura a las bocas del Orino -
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