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146 FUENTES PARA LA HISTORI A COLON IAL DE VENEZU ELA mismo, y ambos son aquellos dos frenéticos famosos que en tiempo de mi antecesor D. Joaquín Moreno se hallaban aquí de curas y le insulta– ron tanto y conspiraron tan declaradamente contra esta ciudad, por ha– berse transmigrado contra el gusto de la Rvda. Comunidad capuchina a la Angostura de Orinoco , que aquí se cree fueron ellos los actores del incendio de veintidós casas que se quemaron una noche el año de 1766; y sobre esto parece que se instruyó información judicial por mi antece– sor para remitirla a V.E. Lo cierto es que estos Padres proceden en to– do sin obediencia y humildad, porque a las disposiciones del gobierno general de esta provincia siempre hacen contradicción , como está visto, a las del Ordinario diocesano no quieren sujetarse, ni aun cuando sirven curatos y capellanías, como parece del oficio y cartas , número 14, que me ha pasado el Vicario eclesiástico, y, aunque en las cartas que me es– criben, afectan un gran respeto a las órdenes del rey, no la tienen sino en lo que les acomoda, pues, habiéndoseles mandado por real orden de 5 de junio de 1762, mudar el pueblo de Suay a las cercanías de la Angostura, cuando se trasladó aquí la ciudad de Guayana, se resistie– ron tanto, que impidieron la transmigración de aquel pueblo tan con– veniente para el fomento de la Angostura , fingiendo que este sitio era malsano, falto de maderas para fábricas y que en estas cercanías no ha– bía tierras de labor para un pueblo de indios, y ahora hay cuatro en dis– tancia de 1, 2 y 4 leguas, sin perjuicio de los vecinos españoles que ha– bitan esta ciudad, y otros dos más antes de llegar a Caroní. En fuerza de lo prevenido en otra real orden instructiva los exhor– té yo a que transmigrasen los cuatro pueblos de Unata , Uyacoa, Tipurua y Piacoa, que contra el espíritu de ella habían fundado en las orillas de Orinoco por bajo de esta ciudad y aun del presidio, sin licencia ni noti– cia del gobierno , y se resistieron igualmente, queriendo engañar al rey con una difusa representación de ficciones y disparates, que desestimó Su Majestad en real cédula de 16 de marzo de 1769, mandando se veri– ficase la traslación que yo propuse. Del propio modo se resistieron estos Padres a servir la capellanía de los castillos de Guayana, destinado a ellos en el reglamento militar de esta provincia, aprobado por el rey, y aun ahora, que, por tener más sueldo, la estiman y se les mantiene en ella por no tener clérigo que la sirva, dejan de confesar a la tropa por no sujetarse en nada al Ordinario. Estas son las únicas reales órdenes que se les han comunicado a es– tos Padres catalanes desde el año de 64 hasta ahora, y la obediencia que ellos han acreditado , como se evidencia por el testimonio número 15 y

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