BCCCAP00000000000000000000220

134 FUENTES PARA LA HISTORIA COLONIAL DE VENEZUELA ves inconvenientes, me ha parecido preciso que en aquellos pueblos don– de hay cabo o soldado escoltando al misionero y que no puede haber un ministro real de talento y conducta capaz de gobernar lo por sí solo en lo político, lo hayan aquellos bajo las órdenes del comandante juez terri– torial y con acuerdo del misionero, del modo que explica la adjunta ins– trucción, y al mismo tiempo he facilitado 35 casamientos de españoles con indias principales de las naciones cariba, guaica y guaraúna de nueva reducción , con cuya alianza se nos van uniendo prodigiosamente éstas y otras naciones, de modo que aun los indios que con más horror oían antes el nombre español, salen hoy voluntariamente de las selvas donde el miedo los ha tenido hasta ahora como sepultados y con un género de salvaguardia que les da la noticia de mi amor a todos ellos, y a la golosina de mi liberalidad , se vienen en tropas a más de treinta jorna– das de distancia por verme y pedirme que les dé ut ensilios para poblar– se en sus tierras, y algunos han querido quedarse en estas cercanías para disfrutar de más cerca el comercio y trato de los españoles. Por estos eficaces medios de probidad, aunque no muy al gusto de todos los misioneros, se ha conseguido en mi tiempo acrecentar esta pro– vincia con 32 poblaciones de indios y españoles, 8.26 1 habitantes, 1.407 fanegadas de tierra labrada y 29.787 cabezas de ganado mayor, como manifiesta el adjunto estado, con muchas casas y edificios de mamposte– ría, que jamás se habían conocido en estos países, pues aun la capital no constaba antes que de cincuenta barracas o casas de paja. El plano que acompaña de esta dilatada provincia es el más exacto que hasta ahora he podido formar para dar al Consejo una noticia geo– gráfica de este incógnito país y de los nuevos establecimientos que pa– ra penetrarlo voy haciendo en lo interior de él y en tierras que hasta ahora no habían sido vistas ni conocidas de los españoles, como son la Patagua y el Erevato, donde ya tengo algunos españoles e indios pobla– dos para facilitar la comunicación de esta capital a el alto Orinoco y Río Negro, y la importante conquista de la decantada laguna Parime, cuya empresa considero de la mayor importancia, así para contener a los portugueses que se van acercando a ella y ganando terreno a toda priesa (sic), como para libertar a los indios que continuame nte sacan de aque– llos contornos para sus colonias los corsarios de Amazonas y de Esqui– vo, Berbís y Surinam, y que podamos poblar con ellos nuestra provin– cia. Pero, como he dicho antes, me faltan medios para continuar estos progresos, y apenas podré sostener o conservar los ya hechos si no se me franquean auxilios para ello y para conducir familias de españoles po-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz