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MISION DE LOS CAPUCHINOS EN GUAYANA 133 trabajos y necesidades, pues ya no hay quien, teniendo conveniencia en un país conocida, se transporte a otro despoblado y exhausto de re– cursos, y éste género de poblaciones es el más útil y más pronto que hasta ahora se ha conocido en la América, como lo acredita la experien– cia en los amenos y opulentos pueblos de la Victoria, Turmero, Aragua, Guatire, Guarenas y otros de la provincia de Venezuela, donde al prin– cipio no hubo escrúpulo de mezclar españoles con indios; y al contrario vemos en la provincia de Cumaná y Nueva Barcelona, que, teniendo más indios y tan buenas tierras y situación en la costa del mar, por una ni– mia observancia de no permitir se establezcan españoles en pueblos de indios ni éstos en los de aquéllos, se hallan unos y otros en la mayor mi– seria, porque los españoles, faltos de obreros para hacer valer su indus– tria, perecen de pobreza, y los indios, sin comercio y ejemplo de españo– les, se mantienen retirados en sus pueblos cuasi tan desnudos, bárba – ros e inútiles al estado como eran cuando vivían en las selvas antes de su reducción; y en punto a religión, no puede considerarse tal la de los indios que no tienen continuamente el trato familiar y ejemplo de los españoles, aunque haya muchos años que se hallan misiones y doctrinas, porque no es dable que un español solo, por más activo y celoso que sea, llámese cura o misionero , pueda inspirar a todo un pueblo el amor y co– nocimiento verdadero de Dios y de la religión, porque, no habiendo ellos tenido antes idea alguna de esto ni considerarlo preciso para nada, oyen la doctrina cristiana más por miedo al castigo que por devoción, y si al– gún parvulillo doméstico del misionero , mientras le sirve, aprende algo bueno , luego que se casa o vuelve a vivir con sus padres, se le olvida to– do y en pocos días queda tan gentil bárbaro como ellos y aun más vi– cioso por lo que tiene de más advertencia y malicia. Los misioneros no hacen mayores progresos en la reducción y po– blación de los indios porque, sobre la adversión de éstos a la doctrina y su amor a la poligamia, que no se les dispensan en los pueblos, no ha– llan tampoco en éstos la conveniencia del comercio y padecen las inco– modidades de una sociedad reclusa, porque es tan austera la política de los misioneros para el gobierno de los indios, que con el especioso pre– texto de que no los engañen los españoles, impiden a éstos el comercio con aquellos, y los miserables indios, no teniendo a quien vender sus frutos, los dejan perder o se embriagan con ellos, y así se ven en esta provincia pueblos de más de 40 años de antigüedad donde todavía es– tán los indios desnudos y tan huraños como los mismos salvajes por la falta de tra to y comercio con españoles. Para evitar en parte estos gra-

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